Cuando nos conocimos, fue un encuentro casual, nos citaron como todos los lunes al Quijote del Motel Costa de Oro para practicar con el artista semanal, era un joven cantautor de esos de protesta, con canciones de doble sentido intelectual, sí, como Napoleón el de “Vive”.
Una de esas canciones era “El Buitre” “el buitre llegó volando, disfrazado de paloma”, el joven llegó disfrazado de cantante setentero, influenciado por Bob Dylan, Joan Baéz, sin duda, con su morral al hombro de sueños por realizar, con sus canciones a boca de piel y el estómago sin muchas pretensiones.
Sencillo, sin acento chilango, humilde, ojos verdes, medio cacarizo, delgado, servicial, amigable en busca de simpatías.
No necesitaba acompañamiento musical, pues no traía papeles, además sus canciones solo las conocía él y el selecto público que gustaba de ese perfil musical, que promovió mucho los festivales OTI en esa década.
De hecho era un artista de retaque, traído por un promotor que por sueldos de hambre lo promocionaba, con un 30% de gastos de representación y a veces más.
Por lo general no convivíamos con los artistas después del show, los martes iniciábamos la jornada y terminaba el sábado, cuando las luces se apagaban para el público, una botella de Bacardí “El pomo”, puesta por el artista agradecía que por fin el sábado saliera bien el show que ensayamos el lunes.
El debut del “Chamaco Figueroa” el martes; normalmente con poca asistencia, convenció a los parroquianos, que sin hacerle mucho caso a las letras de protesta, el joven ( por recomendación) intercalaba melodías conocidas como “Paloma negra” alguno que otro bolero, “el rey” sabiendo que así podía darle entrada a sus canciones desconocidas “Ahora si me permiten, les voy tocar una canción mía” la gente se envolvía en aplausos como flashes de entrevista.
Ahí estaba el Chamaco Figueroa tratando de gustar al respetable, aguantando las pláticas de un público que poco le importaban los sueños de un artista en ciernes. El a través de las lámparas visualizaba su futuro, algún día conquistaría la fama (me lo diría, en lo personal), pasaron los días, llegó el sábado, apareció el pomo y convivimos meseros , músicos y artistas.
El lunes, antes de ensayo, listos para saber a qué artista acompañaríamos, nos extrañó ver al futuro Joan, ahí con cara triste de vivir una experiencia desagradable, el promotor había pasado por su liquidación artística y no le había dejado ni para el camión de regreso al D.F. o a Guerrero, menos para comer.
Ricardo González el dueño del hotel le dejó que siguiera ocupando el cuarto, pero la comida sería responsabilidad de él, los siguientes quince días, creo que hasta trabajó en la lavandería del hotel, los meseros y músicos le hicimos una carne asada y yo tuve la oportunidad de conocer algunas de sus experiencias como persona. Alguna vez lo llevé a cenar al mercado municipal cabeza y en otras carne asada y hot dogs. Antes de irse (creo le mandaron dinero para el regreso) me firmó una foto del Chamaco Figueroa con esta dedicatoria “Con afecto a mi amigo Andrés de tu amigo de veras” firmado Figueroa (Juan Manuel)
Ya no lo volví a ver, supe que se había ido a estados unidos y a los pocos años, se comenzó a escuchar su “Juliantla” y de ahí a los brazos de la mujer que más amo, la reina de sus desvelos, de sus inspiraciones comerciales (al diablo las protestas) esa musa que todos perseguimos: La fama, con sus adulaciones, francachelas, mujeres, dinero, contratos , caballos, ranchos, midas discográfico y en el fondo el mismo chamaco Figueroa sin oropel.
Después de nuestra corta amistad, nos vimos (mejor dicho lo vi) 3 veces, las mismas en palenques, dos en obregón y la última en Hermosillo en la expo. En la primera, nos reconocimos al terminar el show, yo en la valla, gritándole, voltea, y me dice Andrés (para eso fui el único que 25 años después le gritó “chamaco Figueroa”) ¿qué estás haciendo ahí?, les pidió a sus guaruras me abrieran paso y me introdujeron al camerino.
Espero que te acuerdes de mí, ¡claro cómo olvidarlo!... Revivimos las experiencias pasadas, nos reímos, me dio su teléfono y me dijo “Lo que se te ofrezca”
A todos mis amigos les presumía que era amigo de Joan Sebastián, pocos me creían, la última vez en la expo ganadera de Hermosillo, mi hijo, locutor de una radio de Tucson, (traía una caravana de fans radiofónicas a ver a Joan) me preguntó ¿y de verdad es usted amigo de Joan Sebastián? No lo crees? A ver demuéstremelo!, nos metimos a un túnel y llegamos al camerino, nos acompañaban dos chicas de la caravana. El guarura me preguntó qué desean? ver al señor Figueroa, le comenté, dígale que lo está esperando el Sr. Andrés González de Ciudad Obregón, del motel Costa de Oro. Regresó y me dijo dice el señor Sebastián que lo espere un segundo. Salieron las personas y veo a un José Manuel, empequeñecido (ya estaba en tratamiento contra el cáncer) me recibió con un “Qué pasó mi amigo Andrés? ”Te di mi teléfono y nunca me has hablado.
Mira no te he hablado porque no he ido a México, además siempre estás fuera de la ciudad, me conformo con ser tu amigo y presumir de ello. Mira te presento a mi hijo es locutor en Tucson.
Mi hijo no cabía de orgullo, de que su papá fuera amigo de un gran artista(o que por primera vez, una mentira, resultara cierta), se tomó fotos con él y las chamacas, me despedí por última vez de mi estimado amigo “El Chamaco Figueroa” “El buitre pasó, disfrazado de paloma” Descansa en paz chamaco, de tu amigo de veras.