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Samuel Huntington: Un talento al servicio de las peores causas

Fernando Montiel T. / Gatopardo
Viernes 19 de Agosto de 2011
 

Era brillante: graduado de Yale a los 18 y profesor de Harvard a los 23, ganó un lugar en los libros de historia por tres palabras: Choque de Civilizaciones.

 Al menos así lo consideraba él mismo:

"En el verano de 1993, la revista Foreign Affairs publicó un artículo mío titulado The Clash of Civilizations?. Dicho artículo, según los editores de Foreign Affairs, ha suscitado más discusión en estos tres años que ningún otro artículo que hubieran publicado desde los años cuarenta. Desde luego, ha provocado más debate en estos tres años que ninguna otra cosa que yo haya escrito.” (El Choque... p. 13).

 Si Bernard Lewis sembró la idea sobre la confrontación entre islam y cristianismo, Huntington cosechó el reconocimiento.

 ¿Desde los años cuarenta dice el autor? Sin duda estaba pensando en el artículo "Las fuentes de la conducta soviética", que George Kennan publicó bajo el seudónimo de "X" en la prestigiada revista en 1947 (Foreign Affairs. 25. No 4, pp. 566-582). Se trata de textos gemelos aunque los separe casi medio siglo de distancia: el artículo de Kennan marcó el inicio intelectual de la Guerra Fría dividiendo al mundo en Este-Oeste; cuando ésta llegó a su fin, el artículo de Huntington dividió al planeta entre Cristianismo e Islam. De forma deliberada o accidental, ambos cumplieron la misma función: definieron el marco doctrinal de la política global de los Estados Unidos:

 Con “El Choque de Civilizaciones” Samuel Huntington no hizo más que repetir a una escala mayor algo que ya había hecho en el pasado: poner lo mejor de su talento al servicio de las peores causas.

 Como lo hizo en Vietnam:

"Si es que la aplicación directa de poder mecánico y convencional tiene lugar a una escala tan masiva como para producir una migración masiva del campo a la ciudad, los supuestos básicos de la doctrina maoísta de la guerra revolucionaria dejarán de ser efectivos. La revolución rural de inspiración maoísta es así atajada por la revolución urbana auspiciada por los americanos".

Estas eran las recomendaciones del académico en su artículo "Viet Nam: The Bases of Accomodation" (Foreign Affairs. July, 1968). El "poder mecánico y convencional" que recomendaba se tradujo en bombardeos de saturación (también conocidos por su extensión como "bombardeos de alfombra") tan masivos que provocaron millones de refugiados, muertos y desaparecidos. Los estragos se padecen todavía al día de hoy.

 Samuel Huntington era brillante, sí, pero de acuerdo con las Convenciones de Ginebra era también un criminal; porque eso y no otra cosa era su estrategia –también llamada de "urbanización forzada": un crimen de guerra y contra la humanidad, más limitado, sí, pero cualitativamente idéntico a la "Solución Final al problema judío" por la que colgaron a Adolf Eichmann en Israel.

 Es en sus obras más notables en las que los hilos conductores del quehacer y el pensar de Huntington se hacen más transparentes: la xenofobia, el sectarismo y el racismo.

 Xenofobia porque eso y no otra cosa es el contenido medular del "Choque de Civilizaciones":

"Ninguna afirmación de mi artículo de Foreign Affairs atrajo más comentarios críticos que el siguiente: "El islam tiene fronteras sangrientas". (El Choque… Nota p. 349)

 Y confirma inmediatamente después:

"Emití este juicio basándome en un análisis somero de conflictos entre civilizaciones. Las pruebas cuantitativas derivadas de fuentes imparciales demuestran de forma concluyente su validez".

 ¿Concluyente? Como si no importara que haya sido precisamente por hacer un mal uso de métodos cuantitativos y matemáticos la razón por la que le negaron en dos ocasiones su ingreso a la Academia Nacional de Ciencias.

 Sectarismo porque eso y no otra cosa es el hacer "ciencia social" partisana como lo hizo en Vietnam para el beneficio de unos, los estadounidenses, y la muerte de otros, los vietnamitas.

 Y racismo porque eso y no otra cosa es lo que plasmó en las más de 400 páginas de su último libro ¿Quiénes Somos? Los desafíos a la identidad nacional estadounidense. Básicamente, un alegato sobre los "peligros" que representa por su "inferioridad" la inmigración latinoamericana –y especialmente la mexicana– a la cultura angloprotestante estadounidense.

 Brillante sí, criminal, también, además de xenófobo, sectario y clasista. En lo dicho: un talento al servicio de las peores causas.

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