Eglise Gutiérrez y Carlos Almaguer con la Orquesta Filarmónica de Sonora bajo la batuta de Enrique Patrón de Rueda fueron los elegidos para inaugurar el 28 FAOT. El programa constó de una interesante selección de arias y duetos de ópera, y dos oberturas.
El concierto inició con la obertura de la ópera Semiramide, de Rossini, obra que refleja una depurada técnica de composición. Desafortunadamente, la interpretación no convenció porque la orquesta tuvo un rango de matiz dinámico estrecho por lo que los crescendos se agotaban pronto, siendo esto más evidente hacia el final donde nos quedamos con ganas del clímax y faltó claridad en la articulación.
A continuación subió al escenario la soprano lírica coloratura Eglise Gutiérrez para interpretar "Bel raggio Lusinghier" (Hermoso rayo de encanto) de la misma ópera de Rossini, un aria que permite el lucimiento de las mejores cualidades que posee Eglise quien fue la verdadera luz que encantó esta noche.
Su timbre es extraordinariamente bello, tiene una inusual capacidad de articular con ligereza, impecable afinación y claridad las notas más altas, además es poseedora de una gran musicalidad que resulta siempre expresiva y honesta. Su interpretación arrancó la primera ovación de la noche, pero aún nos tenía reservado lo mejor.
Siguió el turno del barítono Carlos Almaguer quien esta noche recibió la Medalla Alfonso Ortiz Tirado. Interpretó "Nemico della patria", de la ópera Andrea Chenier, de Giordano; y también "O Carlo Ascolta", de la ópera Don Carlo, de Verdi. Su presentación causó gran impacto entre el público. El Palacio Municipal se cimbró con su robusta y potente voz. La orquesta pareció empequeñecerse.
Para terminar la primera parte, un dueto. Interpretan "La ci darem la mano" (Allí nos daremos la mano), de la ópera Don Giovanni, de Mozart. Aquí, personifican a Zerlina y Don Giovanni, quienes se quedan solos, situación que Don Giovanni aprovecha para seducirla. La interpretación fue muy buena. Almaguer mostró una mayor seguridad aunque la potencia de su voz dominaba a veces más de lo deseable. Se dieron la mano y el público aplaudió entusiasmado.
En la segunda parte llegó el momento sublime de la noche. Después de que Carlos Almaguer interpretara "Credo", de Otello, de Verdi; Eglise Gutiérrez hizo una soberbia y conmovedora interpretación de "Piangete voi", de la ópera Anna Bolena, de Donizetti.
Tan solo con ver la expresión de los rostros del público era suficiente para darse cuenta de que algo extraordinario estaba pasando. Al final ya nada pudo contener las más sinceras expresiones de admiración y agradecimiento de la noche.
La obertura "La forza del destino", de Verdi, fue la segunda de la noche. Notable fue el hecho de cómo la orquesta conforme transcurría el concierto fue mejorando. Al final, de nuevo en dúo interpretaron "Piangi si Vendeta", de la ópera Rigoletto, de Verdi. El público pidió más y hubo dos encores, Carlos interpretó el aria "Deh vien, alla finiestra" de Don Giovanni y Eglise "O mio babbino caro", de Puccini.
La noche inaugural cumplió así las expectativas.