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Brilló su Chopin en el FAOT

Javier Martínez Rosas
Viernes 27 de Enero de 2012
 

ÁLAMOS.- El pianista Radek Materka se presentó esta tarde en el Templo de la Purísima Concepción en el penúltimo día del FAOT. Ofreció un recital con música de Johann Sebastian Bach, Ludwig van Beethoven, Frédéric Chopin, Claude Debussy y Stefan Kisielewsi, pero predominó Chopin.

Inició su recital con el hermoso preludio coral “Nun komm’ der Heiden Heiland” de Bach en arreglo de Ferrucio Busoni. La interpretación de Materka fue demasiado romántica y algo apresurada, con lo que rompió el carácter meditativo y sobrio de la pieza. El preludio coral es breve, su escritura cabe en dos páginas, pero cometió el error de no sacar copia a su libro de partituras y tuvo que voltear la hoja la cual se le regresó y hubo un corte en el flujo.

Después de Bach interpretó dos canciones de la “Seis canciones polonesas Op.74” de Chopin en transcripción para piano de Franz Liszt.  Aquí Materka lució pleno, cómodo haciendo unas estupendas versiones de ellas y dejándonos claro que es un pianista técnicamente muy dotado.

Hay obras con diferente carácter e incluso propósito. Así que no se trata de agarrar una partitura y tocarla literalmente, debe haber todo un proceso de interpretación, unas premisas de cómo abordar la obra. Hay intérpretes que por su formación, personalidad y habilidades técnicas les va mejor con cierto estilo y repertorio. Esto se vio muy claro en Materka.

Para terminar la primera parte, abordó la monumental e intensa Sonata para piano no.23 conocida como la “Appassionata”, de Beethoven. Una obra cumbre de la literatura pianística que exige lo máximo tanto técnica como musicalmente al intérprete.

Materka no estuvo certero en el primer movimiento, equivocó varias notas, pero fue ganando en seguridad conforme se desarrollaba la obra. Si bien imprimió pasión a su interpretación, ésta lució desbocada, sin claridad musical y por momentos abusó de efectismo.

Para la segunda parte presenciamos al mejor Materka. Inició con “Danse Vive” de Kisielewski, que exige un derroche de virtuosismo y control técnico al límite. Fue extenuante y vertiginosa, Materka la tocó impecablemente dejando muchas bocas abiertas y ojos sorprendidos con su prodigiosa técnica instrumental.

Después, tres estudios de Chopin del Op.25, los números 10, 11 y 12 que interpretó magistralmente. Los estudios de Chopin fueron revolucionarios en su época y hoy en día siguen siendo imprescindibles en los programas de piano de muchas escuelas y conservatorios del mundo. Además de los problemas técnicos que ejercitan en su mayoría son musicalmente atractivos en su brevedad.

Continuó con “Images” del libro 1, de Debussy, el compositor clave del impresionismo, donde se recurre a la belleza del sonido en sí y las frases buscan comunicar impresiones. Aquí Materka estuvo seguro, fue una buena interpretación en general aunque en el detalle faltó por momentos mayor suavidad en su toque, algo que la obra y el estilo pide.

Materka toca con mucha fuerza el piano, le saca todo el sonido posible. Así que con mayor razón fue innecesario que se amplificara el sonido. Eso modificó el sonido natural del piano. No se entiende el afán de que todo se escuche fuerte con ayuda de bocinas.

El cierre del programa que fue con la célebre y enérgica Polonesa op.53 en La bemol “Heróica”, de Chopin. Una de las favoritas del repertorio para piano en donde Materka lució esplendoroso e hizo una versión soberbia de ella esta tarde. Se llevó una ovación. Me quedo con su Chopin.

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