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ÁLAMOS.- La noche de lunes, tercera noche de gala del 29 FAOT, Irina Nikolskaya, mezzosoprano acompañada por Anita Keller en el piano, ofreció un cálido y atractivo recital con un programa compuesto por canciones de compositores románticos y modernos, en un Palacio Municipal que lució un esplendoroso escenario y que aunque no fue un lleno la asistencia fue buena.
Irina Nikolskaya es una cantante cuya carrera apenas despunta pero posee ya la madurez vocal e interpretativa de gran artista. Su voz es de un timbre que resulta muy agradable, es rico y cálido, que con soltura, impecable fraseo y controlada articulación, esta noche brindó para realizar versiones muy buenas de bellas cancionesy algunas arias.
El acompañamiento en el piano de Anita Keller resultó discreto la mayor de las veces siendo esto a la vez adecuado, pero también tuvo su momento de lucimiento con un solo: interpretó la “Fantasía Impromptu en Do sostenido menor” de Frédéric Chopin, que la tocó a alta velocidad, pero no estuvo suficientemente clara, sin embargo el público la disfrutó.
Entre algunas de las muchas piezas que interpretó es de destacar de la primera parte del programa: “Zueignung” (Dedicatoria) de Richard Strauss, “Mignon” del álbum para la juventud de Robert Schumann, “Die Nachtigall” (El ruiseñor) del ciclo de las "Siete canciones de juventud" de AlbanBerg y el aria “Momcouers’ouvre à tavoix” (Mi corazón se abre a tu voz) de la ópera Sansón y Dalila de Saint-Säens, cuya letra dice:
“Así como vemos las espigas de trigo, ondular bajo la brisa ligera, así se estremece mi corazón”.Y así nos pasó a muchos esta noche al escuchar a Irina que con su voz nos acarició como el viento suave lo hace al trigo.
En la segunda parte vino un bloque de repertorio de compositores rusos. Interpretó tres hermosas canciones de Tchaikovski y otras tres de Rachmaninov. Y para terminar el programa una selección de cinco de las “Siete canciones populares españolas” de Manuel de Falla.
El público aplaudió con entusiasmo esta bella velada musical. Como pieza de encore, y que fue “la cereza en el pastel”, Irina interpretó “Bolero” de la ópera Coppélia, de Léo Delibes.
