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La mejor película: El Hombre Tranquilo

Alberto Luchini
Sábado 16 de Marzo de 2013
 

Para mí, sin discusión, "El hombre tranquilo" es la mejor película de la historia del cine.
 
Es evidente que se trata de una afirmación absolutamente subjetiva, sin ninguna base científica y que habrá quien esté de acuerdo y quien esté totalmente en desacuerdo. De hecho, en cada lista sobre las mejores películas de la historia del cine acaba ocupando el primer puesto una diferente.

Un claro ejemplo es la última en llegar, organizada por el crítico y escritor gallego Miguel Losada en el libro "Vivir el cine" (Editorial Pigmalión). Tras pedirle a un heterogéneo grupo de cineastas, críticos, directores de festivales y profesores universitarios que votaran por sus 25 filmes preferidos, la sorprendente "ganadora" ha sido "Blade Runner".

 Mientras tanto, "El hombre tranquilo" quedaba en el puesto 49, empatada en número de votos con la sobrevalorada "Desayuno con diamantes", la insufrible "Muerte en Venecia" y la lacrimógena y tramposa "Cinema Paradiso". En fin...
 
Pero volvamos a "El hombre tranquilo", una película por la que el maestro de maestros, John Ford, ganó su cuarto Oscar, tras los conseguidos por "El delator", "Las uvas de la ira" y "Qué verde era mi valle", lo que le convierte en el director más premiado de la historia.

No deja de ser curioso que quien se autodefinía como "alguien que hace películas del oeste" y firmó las cinco o seis mejores de este género ("Centauros del desierto", "El hombre que mató a Liberty Valance", "Fort Apache", "La diligencia", "El gran combate"...) nunca fuera recoocido por él.

Es más, que el primer Oscar por un western lo recibiera Kevin Costner por "Bailando con lobos" es una aberración de proporciones bíblicas que los votantes de la Academia deberían penar eternamente entre las llamas del infierno.
 
Muchas son las anécdotas, ya convertidas en leyendas, que rodean a "El hombre tranquilo". Gran cantidad de ellas está maravillosamente retratada en el evocador documental "Innisfree", de José Luis Guerín, el mejor homenaje que nunca se le ha podido rendir a esta obra maestra.

Y otras las recogen excelentes y muy recomendables libros como "John Ford", de Tag Gallagher; "Tras la pista de John Ford", de Joseph McBride, o "Print the Legend", de Scott Heyman. Yo me voy a limitar a recordar una de ellas, que define claramente a Ford.
 
Cuando estaba tratando de reunir el dinero necesario para poner en pie el filme, el director se trasladó junto a los productores a los escenarios reales donde habría de desarrollarse la acción. En un momento dado, mientras miraba hacia una casa, Ford empezó a gimotear como un niño.

Cuando le preguntaron qué le pasaba, contestó que le había dado un ataque de melancolía recordando su infancia en aquel lugar. Los productores, emocionados, dieron vía libre al proyecto. Ninguno de ellos sabía que era la primera vez que Ford pisaba esa Irlanda a la que tanto adoraba... desde la distancia y con un océano de por medio.
 
Homérica, profundamente humanista, divertida, inteligente, conmovedora, llena de una contagiosa alegría de vivir y con una gozosa incorrección política, "El hombre tranquilo" es una fiesta para los sentidos, un impagable oasis de felicidad de dos horas en el tráfago de la rutina cotidiana, un bálsamo frente a la inmundicia que nos rodea.

Si en el mundo hubiera menos políticos y muchos más Sean Thornton, Mary Kate Danaher, Red Will Danaher, Michaleen O Flynn o Peter Lonergan, todo sería mejor, mucho mejor.
 

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