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Con un repertorio diverso que fue desde Mozart a Richard Rodgers , la soprano Angel Blue y el barítono Andrew Cummings acompañados por el pianista James Demster, lograron enganchar al público que asistió a la séptima noche de gala en el Palacio (entre quienes se encontraba el compositor Arturo Márquez) a través de vívidas interpretaciones y un balance entre humor y pasión.
La afinidad entre los artistas fue perceptible aunque nunca habían estado juntos en el escenario. Incluso el pianista que en estos eventos suele quedar en segundo plano, fue todo un protagonista pues su involucramiento con la música y con la propia interpretación de los cantantes estuvo mucho más allá de lo común –y de lo ortodoxo dirá alguno.
El desarrollo del programa fue de forma intercalada, teniendo así la misma participación en cuanto a solos, y se incluyeron tres duetos. Algunos de los números más sobresalientes fueron “È sogno, o realtà?” de la ópera Falstaff y “Ah! Fors’e lui… Sempre libera” de La Traviata, ambas de Giuseppe Verdi.
Andrew sobresalió por su desenvolvimiento escénico e intensidad dramática y Angel por su extraordinaria calidad vocal, versatilidad y natural encanto (su sonrisa es de una gracia paradisiaca indescriptible).
Ella posee un timbre suave y rico tan agradable, que aunque la escucháramos todo el día no nos cansaría, jamás aturde ni carece por ello de fuerza y su manejo de matices es de un refinamiento máximo.
Cuando cantó “Summertime” de George Gershwin fue cuando lució mejor sus cualidades, seguro queda como uno de los grandes momentos del Festival.
Deslucido recital en el Templo
Michelle Dickey acompañada por Agustín Carmona en el órgano, resultó en un evento que si bien no fue malo si lo fue de una calidad notablemente inferior a los que se desarrollaron los días pasados en el Templo, que fueron de excelencia.
El repertorio era atractivo, piezas de Herny Purcell, Pergolesi, Mozart, Fauré, entre otros, sin embargo Michelle tiene aun mucho por desarrollar y madurar como cantante y el órgano electrónico amplificado con un micrófono se escuchó feo.
