De Ana Lucía Terán Cornejo*
A inminencia de blancura y amplitud
el pasado tiene el filo de la guadaña.
La edad aferrada de mis pies
arrastra el peso innecesario.
A inminencia,
el cuerpo siente
lo diminuto de su carne,
su inmensidad frente a la hormiga.
Por blancura y amplitud teñida la mente,
los días después de mañana serán
hojas impolutas aún posibles.
A inminencia de blancura
tu pensar y la mugre
uno del otro
ya no se distinguen.
A inminencia de amplitud
la posibilidad penetra
aquello que podría ser un ojo.
A inminencia el tiempo
cae sobre el cuerpo
cae a devastar la hormiga.
Ya es oscuro lo que sigue:
el subterráneo claustro, el calor
en las ínfimas gargantas
de los gusanos, la putrefacción,
la inminente y c’est finí:
somos infinitos, invencibles,
expansivos
en cada ser que respira
*Ana Lucía Terán Cornejo es egresada de la carrera de Letras de la Unison.