ÁLAMOS.- Inició el evento cultural más querido en Sonora y las primeras dos noches del FAOT en Álamos han sido un rotundo sí a la pregunta sobre si sigue siendo este el festival más importante del estado.
La mezzosoprano Elīna Garanča fue la protagonista de la noche inaugural en el Palacio y mostró porqué es una de las nuevas grandes figuras de la ópera; además fue la laureada con la medalla Alfonso Ortíz Tirado.
El sólido programa que presentó inició con dos arias de Mozart que suelen interpretarse juntas “Non so più” y “Voi che sapete” cuyo tema es el amor, ambas de la ópera Las bodas de Fígaro. Después arias de dos grandes de bel canto, Bellini y Donizetti y en la segunda parte abordó la música española de compositores como Bizet, Asenjo, Chapí y Luna. Las cualidades vocales de Garanča y su refinada capacidad expresiva, realmente extraordinarias, resultó en un verdadero manjar de calidad.
Terminando el concierto inaugural nos encaminamos al llamado Callejón del Templo, ese hermoso lugar de la primera calle de Álamos. Allí la Novena de Beethoven por la Filarmónica de Sonora y el Coro de la UNISON hizo vibrar el corazón en el mismo día en el que la comunidad norteamericana residente en Álamos realizó una marcha por la unidad, los derechos humanos y en contra de los muros (D.T. asume la presidencia de los E.U.) La fuerza de la Novena es contraria a la exclusión, a la división; es la obra de arte humanizadora por excelencia. Un evento en verdad muy significativo.
(segunda noche)
El gran compositor Arturo Márquez tomó la batuta para dirigir a la Filarmónica de Sonora y abordó su propia música en lo que fue un concierto vibrante y revelador. Un privilegio el escuchar su música dirigida por él mismo en su propia tierra y en su escenario central el Palacio Municipal. Esta fue su primera presentación como director-compositor en Álamos.
Abrió el concierto con Conga del fuego nuevo, una obra llena de energía y de ritmo que compuso en 1999 para recibir el nuevo milenio. Así que no hubo preámbulo, llegó con todo para embarcarnos en su música. Una música rica y accesible, pero nunca superflua; una música en la que hay un flujo natural en ella.
Entre obras Márquez tomó el micrófono para hacer comentarios. Presentó el programa como uno lleno de danza y de emociones. La segunda fue Leyenda de Miliano, una obra sobre Emiliano Zapata, una obra que contiene referencias a la música morelense, ritmo de danza de chinelos y al ambiente con chicharras. Plegaria, el primer movimiento, es una reflexión sobre el contenido del Plan de Ayala. Leyenda de Miliano es una obra llena de detalles, de momentos y emociones, es profunda y de gran ingenio orquestal.
Márquez es una persona sensible ante la injusticia, preocupada por la exclusión social y en su música no falta el reflejo de ello. Tal es el caso del Danzón no.2 el cual fue compuesto en plena insurrección zapatista, música que trae esas luchas y esas esperanzas y que aunque con el paso del tiempo (según el propio compositor hace un par de años) esta obra ha adquirido un tinte más festivo, la verdad es que la interpretación de anoche a mi me supo más de nuevo a lucha. Con ella terminó el programa pero antes estuvieron El Nereidas de Dimas y De Juárez a Maximiliano, ésta última una obra llena de humor y sarcasmo, algo que también con música se puede dar.
La ovación fue grande y Márquez tuvo que regresar al escenario un par de veces. Al término tomó el micrófono y con emoción en su voz, tocándose el corazón y mirando al cielo dijo que el concierto se lo dedicaba a sus padres orgullosamente alamenses, particularmente a su papá quien recientemente falleció y sembró en él su gran gusto por la música.