I.- Dramaturgo, poeta, filósofo, historiador y editor alemán, Johann Christoph Friedrich von Schiller, nace en la ciudad alemana llamada: Marbach am Neckar, el 10 de noviembre de 1759, muriendo biológicamente en Weimar, 9 de mayo de 1805. “El tema fundamental de sus obras dramáticas-filosóficas y estéticas es su apasionada ocupación por la libertad. Con la publicación de: Don Carlos (1787), el drama de rebelión es sustituido por la tragedia histórica... y la llamada a la rebelión política que permite la libertad de conciencia”.
Una obra que, en vez de prosa, está construida con gran estilo en pentámetros yámbicos (definidos como “un verso blanco inglés; un tipo de verso de cinco pies de yambo, cada uno de los cuales suele estar compuesto de dos sílabas, una no acentuada y otra acentuada, y una sílaba opcional no acentuada al final”). Haciendo patente que, en: Guillermo Tell, esa demanda de libertad se engrandece. Estudioso de Shakespeare y de Kant, Schiller es un gigante sobre cuyos hombros seguimos, con perspectiva histórica, “los pasos de la humanidad que asida a las luchas, violentas y pacíficas, por sus derechos...”. Con esto como telón de fondo, me refiero al texto que de Laura Hernández Meléndez con el título: "El periodismo de Schiller y la experiencia sublime", apareció en: La Jornada semanal (11/IV/21).
II.- Y cuyo contenido nos introduce al mundo schilleriano y a su obra: Cartas sobre la educación (con traducción de Eduardo Gil Bera, Acantilado, Barcelona, 2018), publicado originalmente hace 226 años, en 1795), donde Schiller ha planteado el núcleo de una educación del hombre y de la humanidad, para crear una sociedad verdaderamente racional. Como nota al margen, es preciso destacar la amistad que hubo entre Beethoven, Goethe y Schiller, tres cumbres de la creación a las que debemos el enriquecimiento perdurable. Este último es el clásico del romanticismo universal y un kantiano por excelencia: “No está fuera, tú lo creas perennemente”.
Es un Poeta con la peculiaridad de que siempre que volvemos a sus creaciones, nos encontramos con que resulta novedoso y grandiosamente excelso, como se muestra en los exquisitos versos que nos regala en la Oda a la alegría (la cual Beethoven musicalizó, y acabó siendo su Novena y última sinfonía en Re menor); así, dos gigantescos pensadores, como expresa Laura Hernández nos ofrecieron la “experiencia de lo sublime”.
III.- También nos dejó un canto al amor en su: Carlota, donde él fue el Romeo de la Julieta del venerado Shakespeare. Aquí debemos señalar que por este escritor y por Cervantes Saavedra –sobre todo–, se ha conmemorado en el mes de abril desde 1995, el Día Internacional del Libro. Así que debemos volver una y otra vez a clásicos como Schiller, para que nuestra formación estética y desarrollo intelectual corran parejo a la racionalidad de quien se templó históricamente de la mano de Kant y los intereses intelectuales de Goethe. Convirtiéndose en punto de referencia de la cultura occidental: europea, inglesa, española y estadounidense.
Prosa y verso es el binomio que Schiller crea y recrea en su obra cada vez más perdurable; tanto en su idioma original como en las traducciones de que podamos echar mano, ya que para adentrarnos en ella, encontramos en español casi toda su producción. Laura Hernández cita: Cartas sobre la educación estética de la humanidad, editado por Acantilado en Barcelona.- 2018. Así que con alegría hay que adentrarse en la obra de este creador universal, para con esas alas, volar con la imaginación schilleriana.
Ficha bibliográfica
Laura Hernández Meléndez. El periodismo, Schiller y la experiencia sublime. La Jornada semanal.- 11/abril/20
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