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El nombramiento de Enrique Espinoza Pinales como subdirector de Cultura en Cajeme ha generado expectativas de un reposicionamiento de la cultura entre las prioridades de la administración pública local, hoy ocupada en buena medida y por razones de sobra conocidas en las áreas de seguridad pública y la infraestructura urbana.
El primer paso para demostrar que la cultura es una prioridad del Ayuntamiento actual consiste de manera necesaria en regresarle a esta área el nivel de dirección y por lo tanto mayor autonomía en su campo de acción.
El segundo paso, necesario para la construcción de un proyecto trascendente, es la conformación de un consejo de cultura y evolucionar la dirección hacia un Instituto de Cultura Municipal.
La Dirección
Se dice fácil pero no lo es crear una dirección cuando las decisiones importantes de gobierno ya están planteadas en un Plan Municipal de Desarrollo que establece objetivos desde la perspectiva de una subdirección.
Sin embargo para impulsar el despegue de las actividades culturales en nuestro entorno es imprescindible hacerlo desde la plataforma de una dirección que no esté limitada por instancias burocráticas en la toma de decisiones y en el manejo de los recursos.
En las administraciones recientes Cajeme ha tenido a personas capaces y honestas en esta área, pero la importancia que se le adjudicó a la Dirección fue poco relevante, apenas para cumplir con un apartado de las políticas públicas en boga pero sin la convicción de quien reconoce el valor del desarrollo de las artes y las actividades culturales en general como catalizadoras de la tranformación social.
Por razones como éstas es imprescindible tener de nuevo una Dirección de Cultura.
Consejo e Instituto
Desde hace varios años se expresa una inquietud válida de creadores y promotores culturales para dar el salto de Dirección a Instituto Municipal de Cultura.
Y para llevar a cabo este proceso es imprescindible también integrar un consejo en el que participen las principales instituciones de promoción cultural en la región: Las universidades y junto a ellas, personas con sensibilidad y y capacidad de gestión para coadyuvar en el fortalecimiento del proyecto.
Desde la perspectiva del conformismo y del desconocimiento del valor de la cultura se puede cuestionar y rechazar estas propuestas.
Pero si se quiere enderazar el rumbo y ganar espacio en un contexto cultural dominado hoy por la chabacanería, el contenido ramplón de los medios de comunicación y los mensajes omnipresentes de la narco cultura, es urgente plantear objetivos más ambiciosos para el desarrollo de Cajeme.
La designación del maestro Enrique Espinoza Pinales es una buena señal, pero es apenas un paso de los muchos que deben darse hacia adelante.
