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Viernes 22 de Nov de 2024
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La memoria, ese hospital siquiátrico...

Heriberto Duarte
Sábado 21 de Octubre de 2023
 

Para ti no habrá sol, la novela de Carlos Sánchez que camina en el barrio de La Matanza. Que se mueve en la enramada yaqui y hacia el mar. Entre las noches violentas y la pesca generosa.

Es la palabra de Sewa y su amor por Nicanor la que nos lleva de la mano en un caminito de muerte, diseccionando a los miembros de la tribu. Su mirada y su memoria. La sangre derramada. La piel caliente.

Carlos Sánchez es autor en varios géneros: crónica, cuento, novela, dramaturgia. Esta es una conversación con el escritor y periodista hermosillense, a propósito de la novela.

 

¿Qué te significa el agua? Lo digo por la importante presencia del agua en tus dos novelas.

Somos agua. La primera vista al mar se nos queda para siempre, y luego de leer a Álvaro Mutis, en esa descripción de Alción, el barco a punto de claudicar en La última escala del tramp steamer, el mar se instaló para siempre en mí como un tema de nostalgia, de infinitud. No tengo claridad ni certeza de los por qué los temas del agua me eligieron, quizá en la recordación siempre vigente de una tarde donde mis pulmones se colapsaron por esa agua del canal crecido que me arropó a la edad de ocho años. Quizá también por la certeza de que el mar siempre será un cuento de misterio infinito. Quizá por esa tarde en la que encontramos al Chuy ya sin vida, muerto de agua en el canal del barrio.

 

La narradora. Empezó así el proyecto de novela o es una decisión posterior al nacimiento de la idea.

Desde un principio tuve claro que el tema debía desarrollarlo desde una voz femenina, por esta identificación con la mujer, por sus luchas siempre en silencio, hablo de la mujer yaqui, la del barrio La Matanza donde está ubicada la novelita, me refiero a esa mujer que resiste y es el pilar de una familia con diez hijos y un esposo indiferente que lucha de sol a sol para premiarse luego los fines de semana con una tarde de cervezas. Y la mujer, estoica en la crianza de los hijos. Todo estuvo presto para que Sewa (inspirada en Karla, una chava ya señora del barrio) que acudía de niña a las enramadas para ser partícipe de la procesión de fariseos, cabos y altos mandos de la tribu.

 

¿Es un desafío narrar una voz femenina o cómo te llevas con esta voz?

Es un desafío, porque aun a estas alturas, ya con la novela circulando, me pregunto si la voz y el tono serán verosímiles. El lector tendrá la respuesta. Tengo quizá de aliada la imaginación y esa posesión casi esquizofrénica que padecemos los escritores al momento de construir, porque créeme que muchas veces he sentido y he sido solo instrumento de la palabra y las historias que las voces me dictan en el oído. Por eso simplemente me dispongo a transcribir lo que uno guarda en la memoria, ese hospital siquiátrico y lúcido que permanece dentro del oído.

 

¿A quién le cuenta Sewa esta historia? ¿O es una carta que se convierte en testimonio?

Le cuenta a los lectores, le cuenta a los suyos, la raza de su barrio. Describe los dolores y los agravios, de manera sugerente. La desolación y el incesto, el erotismo y las tradiciones de su familia: los yaquis. Cuenta la devastación de la que han sido históricamente víctimas, y lo siguen siendo.

 

Narrar la violencia desde otras trincheras como la literatura: Saila, Josías, Lino, el Pascolita. ¿Por qué es necesario contar estos sucesos como parte de la historia de los yaquis y de Hermosillo?

Para mí es necesario contarlo, desde los personajes que mencionas, porque son mi familia, no consanguínea, pero sí de crianza, en ellos y con ellos viví las tragedias cotidianas, las alegrías más implacables, y el aprendizaje, la formación, de una vida al margen de los estatutos de una familia de bien: la libertad como una elección para crecer por inercia, sin más proyectos que vivir y vivir, a diario, a como nos fuera saliendo todos los días, a un costado de la hornilla, en la embriaguez de las doñas, en el heroísmo mismo de los fariseos, cabos, pascolas y matachines.

Contar la violencia es solo la consecuencia de lo que nos ha tocado y nos está tocando vivir. La otra guerra, esa que construye la marginación, el abandono, la desinformación que nos conduce al ejercicio de poder fútil, que ah cómo nos ha jodido la existencia.

Durante la novela los sucesos atroces y más violentos suceden de noche o mientras está nublado, lloviendo, un huracán. Trayendo a colación el título: Para ti no habrá sol. ¿Advertiste los momentos de luz y oscuridad?

No fui consciente, quizá en mi distracción al estar escuchando esas voces que me dictan las historias, no pude verlo.

 

Creciste en ese barrio donde la novela acontece. ¿Cuál es la realidad de esta zona de la ciudad el día de hoy?

La realidad es que hay una felicidad constante, en medio de la tragedia cotidiana, en medio de esos asesinatos permanentes y sistemáticos. En el barrio rifa el deporte, los hombres y mujeres de bien, imagínate que del barrio han salido grandes deportistas, beisbolistas y futbolistas, grandes talentos de la música como son la familia Huez de donde es descendiente Carín León. En el barrio, la patria real, hay siempre un callejón dispuesto para la tertulia, un aguaje y caguamas heladas, un plato de menudo para el amanecer, tacos de cabeza de la cocina de los chinos Ung.

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