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Así como un faro orienta a los barcos a puerto seguro y un gurú da consejos a seguidores, así el “Meño” fue la fuente que abrevamos los sedientos en información sobre el desarrollo del Rock en los 70’s. Su melomanía y su discomanía lo hacían poseedor de un conocimiento fuera de lo común sobre éxitos, vidas y obras de nuestros ídolos en el universo musical de nuestra generación.
Jesús Manuel Campos, oriundo de Hermosillo, llegó muy pequeño a Ciudad Obregón allá por el año 55, su familia se aposentó en Esperanza, su padre era capitán retirado, y posteriormente en el Plano Oriente (cerca del cine Máximo) desde donde se aventuraba a explorar los universos citadinos en la curiosidad de su mente aún en ciernes.
La música fue su primer alimento artístico, eran comunes los progrmas de radio y los discos en su casa, en la nueva consola Telefunken Blue Point como la atmósfera en la cual giraba el alegre ambiente de la familia, de ahí el vicio de su futura discomanía.
De chico le gustaba ir a ver las portadas de los discos en “El ruiseñor”, una de las primeras discotecas (tiendas de discos) de la época, allí, los sueños infantiles eran trasportados hacia los mundos de la fantasía, la cual realizará con mucho éxito en su futuro.
Muy joven, siempre en busca de una nueva portada que almacenar en su biblioteca neuronal, es invitado por doña Armida de Villa para laborar en la “Discoteca Sonora”; acepta de inmediato y se liga a ese negocio durante más de 25 años, después en discotecas Aguilar, la KGM.
Le tocó la época de los discos vinil 33, 45, casets, cartuchos, compact disc, lasser disc, mini disc y el ocaso de esta tradición que cerró toda una tradición de sano entretenimiento, con música que alegraba el alma.
Identificado con el Rock en sus diferentes etapas, fue un referente enciclopédico sobre el desarrollo del rock progresivo y sus afluentes hard rock, heavy metal y otros. A él se le debe (ya como promotor) la presentación en la ciudad de grupos incipientes en sus carreras artísticas, un rock socialmente relacionado con drogas, demonios y demás yerbas alucinógenas, como decían los persignados.
El "Meño” nos orientaba sobre el Hit Parade, los éxitos en inglés y los pop del momento y vaticinaba los éxitos en el porvenir, cosa que orientaban los repertorios de los músicos en la localidad.
Respetuoso y respetado, con un don natural de gentes que no borran los años, a sus 76 años aun conserva la jovialidad y el entusiasmo del camino andado, seguramente si volviera a nacer repetiría errores y fracasos, triunfos y derrotas con la satisfacción de haber aportado al desarrollo de la música su granito de arena que la historia regional no olvidará.
¡Gracias “Meño” por los bellos que tus conocimientos musicales motivaron!
Como dijo “El Flanagan”: ¡Queremos Roooock!
