A medida que se acerca el partido entre las selecciones de futbol de México y Estados Unidos, crece el complejo de inferioridad ante la escuadra norteamericana.
Las declaraciones del técnico Hugo Sánchez en el sentido de que este juego no se puede perder de ninguna manera, reflejan un estado de ánimo generalizado en el que se mezclan el deseo de venganza y la ansiedad por superar aunque sea en futbol a la potencia del norte.
La venganza es por la afrenta de haber perdido frente a ellos en un partido crucial de la Copa del Mundo celebrada hace cinco años en Corea. Desde aquella derrota que dejó a México fuera del torneo, cada vez que juegan ambos equipos regresa el deseo de cobrar venganza a como dé lugar.
Hugo Sánchez y los medios de comunicación, principalmente la televisión, han sabido explotar muy bien este sentimiento.
El partido que está por jugarse en realidad no tiene ninguna importancia, no es más que un juego de entrenamiento para ver cómo responden algunos jugadores al esquema del técnico mexicano.
Pero tal irrelevancia tiene que ocultarse con algo que incite interés para poder vender el juego a los patrocinadores de las transmisiones por televisión y al público que asistirá al estadio.
Y Hugo, que es muy hábil para estas cosas, ha sabido picar la cresta en los aficionados que siguen con sed de venganza desde el Mundial de Corea.
Bruno Cházaro, aspirante a presidencia del PAN Sonora.