Emerge potencia deportiva

A un año de celebrar los Juegos Olímpicos, China es uno de los países con más señalamientos y críticas por sospechas de dopaje en sus atletas.

La desconfianza se centra en la posible aparición de super atletas chinos que acabarían con el cuadro no sólo en los Olímpicos del 2008 sino en todas las competencias importantes a nivel mundial.

Funcionarios del deporte chino han dicho que su principal interés es ser buenos anfitriones y reflejar una imagen limpia que vaya de acuerdo con un país moderno que quiere asumir su papel de potencia sin conflictos morales con el mundo.

Advertencias
Los expertos prevén desde ahora un triunfo arrollador de los deportistas chinos en “sus” Olimpiadas-

Dick Pound, el presidente de la Agencia Mundial Antidopaje, reconoce que la lucha antidopaje ha progresado en China, pero advierte: "Si de la noche a la mañana aparecen, justo antes de Pekín 2008, una legión de deportistas sobrehumanos, esto va a tener un impacto muy negativo en la percepción de los Juegos".

En la década de los noventa los mediofondistas y fondistas chinos batieron todos los récords, que aún perduran, bajo la sospecha de dopaje masivo, y su equipo de natación fue sorprendido con anabolizantes justo antes de un Mundial.

El verano pasado se destapó una trama de dopaje de adolescentes en la escuela Anshan Athletics, de Liaoning, en la que se descubrieron 448 dosis de productos prohibidos, incluida la EPO, lo que hizo que la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) expresara su "clara preocupación".

China está identificada "como una fuente que proporciona sustancias para aumentar el rendimiento", dice Pound.

También hay críticas externas para China por los feroces entrenamientos a que se somete a niños, encaminados a fabricar estrellas futuras a cualquier precio.

Nido de Pájaros
La obra emblemática de los Juegos será el estadio olímpico, conocido ya como Nido de Pájaros, por la forma de su estructura. Se está construyendo en la actualidad (con retraso), costará alrededor de 400 millones de ólares y tendrá capacidad para cien mil espectadores. La cubierta será una especie de trenza de acero y todo el complejo, diseñado por los suizos Herzog & De Meuron, está ya considerado como una obra maestra de la ingeniería.

Además de en Pekín, los Juegos se celebrarán en otras siete ciudades, entre ellas Shanghai (fútbol), Hong Kong (hípica) y Qingdao (vela). La Villa Olímpica, situada a pocos kilómetros del estadio, también está en fase de construcción y será terminada a finales de 2007.

Probablemente será la mejor de la historia. Una curiosidad: se utilizarán ratones blancos para probar la comida de los atletas (alcohol incluido) y evitar así posibles intoxicaciones. Un alarde tradicional en un momento de expansión tecnológica. Sonrían más y escupan menos
China fue nominada para los Juegos de 2008 dejando atrás a Toronto y a París, dos candidaturas que parecían superiores en calidad.

Se impusieron criterios políticos, como muy a menudo sucede en las decisiones del COI. Era un guiño al gigante, el reconocimiento de un poder tremendo y emergente, un regalo a un país que acoge casi al 25% de la población mundial y que parece encaminado a ser la próxima gran superpotencia.

Y existía la esperanza de que el régimen se democratizara, como hizo el de Corea del Sur con motivo de los Juegos de 1988. Esperanza hace largo tiempo frustrada, por cierto.

China vive una transformación sin precedentes a un nivel tan colosal: a primeros de año renunció al comunismo y sacralizó la iniciativa privada. Se ha entrado en un capitalismo a veces brutal, que está generando inmensas bolsas de miseria. Para lavar la cara, el régimen pide a los chinos que sonrían más y escupan menos en el suelo. No es broma.