Futuras estrellas de la NBA

Las puertas para ingresar a la Asociación Nacional de Baloncesto (NBA) estadounidense se abrirán en junio próximo, mediante el tradicional sorteo colegial que presenta a las potenciales estrellas del futuro.

Sin dudas, las joyas indiscutibles del venidero "draft" son Kevin Durant y Greg Oden, un par de jugadores que rebosan talento y apenas rozan las dos décadas de vida.

La "Locura de Marzo" -como apodan al frenético campeonato colegial de baloncesto en Estados Unidos- cerró con la coronación por segundo año consecutivo de los Florida Gators, logro inédito desde hace tres lustros, cuando los Diablos Azules de Duke repitieron título.

Pero la consagración del dominicano Al Hortford, el francés Joakim Noah y el norteño Corey Brewer quedó mediáticamente relegada ante el interés despertado por el futuro de Durant y Oden.

En particular destacó el acecho a Durant, un delantero de 2.06 metros de estatura que en su debut con los Longhorns de Texas sorprendió con sus promedios de 25 puntos y 11 rebotes por partido.

Entre quienes intentan seducirlo para que salte a la NBA destacan Danny Ainge y el mismísimo Michael Jordan, multados ambos pues la liga prohíbe el acoso a las estrellas colegiales.

Y es que aún cuando equipos como Boston Celtics, Philadelphia Sixers y Memphis Grizzlies lo lloran para escapar de su actual mediocridad y sus padres querían que prosiguiera sus estudios, Durant decidió probar suerte en la NBA.

El prolífico anotador y férreo defensor resultó el mejor jugador de escuela secundaria y pudo dar el gran salto, como antaño hicieron Kevin Garnet y Kobe Bryant; pero las nuevas reglas se lo impidieron.

Para muchos Durant es un híbrido del español Pau Gasol con Tracy McGrady, disciplinado en cancha, casi imparable en el uno-contra-uno y con una puntería desde el perímetro rara para alguien de su talla.

"Creo que es el mejor jugador del país, y pienso que nadie lo dude", comentó de éste jovencito el mítico Bobby Knight, célebre por sus berrinches y poco dado al elogio fácil.

Oden: El Neo Shaq
Los surcos en su frente lo hacen parecer 10 años más viejo, pero el fenomenal pívote Greg Oden apenas tiene 19 abriles y muchos lo consideran el jugador colegial más dominante desde que Shaquille O'Neal machacaba aros en Louisiana State University. Con sus 2.13 metros de estatura y 115 kilogramos de peso, Oden es un centro intimidante y crucial no sólo por sus estadísticas, sino por su actitud y hambre de victoria.

De hecho, cuando Florida avanzaba hacia su segunda corona al hilo, Oden aún intentaba mantener a flote a los Buckeyes de Ohio State, la gran sorpresa de la final universitaria. El "Neo-Shaq" anotó 25 puntos, sumó 12 rebotes y colocó cuatro tapones, que desgraciadamente recuperaban los Gators y convertían en triples letales y decisivos a la postre.

Oden cerró su carrera universitaria con 16 puntos y 10 rebotes por encuentro, y sin dudas su impacto en cualquier equipo que lo firme será igual o superior al conseguido en su tiempo por el también prometedor pívot Emeka Okafor (Charlotte Bobcats).

¿Sorpresas europeas?
El circuito universitario de Estados Unidos cuenta con numerosos talentos internacionales, como el dominicano Horford, pero otras ligas foráneas surtirán el esperado sorteo.

Entre los principales nombres confirmados sobresalen el chino Yi Jianlian, el italiano Marco Bellinelli, los españoles Rudy Fernández y Marc Gasol -hermano de Pau-, el brasileño Tiago Splitter, el croata Marko Tomas y el francés Ali Traore.

Sin embargo, ninguno genera tantas expectativas como el galo Nicolás Batum, a quien los especialistas colocan como décima opción de primera ronda, tentativamente en Chicago Bulls.

Batum -2.03 metros de estatura y 210 libras de peso- es por mucho el mejor prospecto juvenil de toda Europa, junto al italiano Danilo Gallinari.

Nacido en 1988 y desde su debut jugador del club francés Le Mans, Batum resultó el mejor jugador del pasado Mundial juvenil, gracias a su combinación de físico, saltabilidad y repertorio técnico.

Mas, sus críticos le achacan falta de fuerza mental, poca agresividad en defensa y falta de liderazgo para cargar con el equipo en los momentos cruciales.