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Al Bat: Supersticiones en el beisbol

Jesús Alberto Rubio / beisrubio@gmail.com
Lunes 30 de Marzo de 2009
 

Quizá usted se enteró de un pítcher que ¡quemaba su informe! tras perder un juego… o de aquel que se bañaba no con agua, ¡sino con loción! antes de subir a la loma.

Por respeto a la fuente, fiel testigo de lo acontecido dentro de los vestidores, sólo le diré que el primero fue el cubano Andrés Ayón y, el segundo, el venezolano Elio Chacón.

Ayón lo hizo varias veces cuando lanzó con Puebla y él mismo se pagaba sus uniformes, en tanto a Chacón se le vio bañarse con lociones, corrientes, cuando llegó a los Broncos de Reynosa procedente de los Rojos de Cincinnati.

Una vez mi amigo le preguntó la razón el por qué de esa práctica, teniendo por respuesta “así me lo indicaron quienes me hicieron una  “limpia” y según él, “estaba embrujado”.

¿Cómo la ve?

Me imagino que ya sabe el tema que estoy abordando: supersticiones en el béisbol.

Entre talismanes y amuletos te veas, está “chuqui”, mire:

“Cuestión de suerte….” dicen en el béisbol cuando se gana o se pierde. ¿Pero realmente es así?

Interesante: Las supersticiones en el béisbol como en otros deportes son algo muy común entre sus principales protagonistas y hay quienes afirman en forma tajante que “son parte del juego”.

Por ello no extraña que exista toda una serie de rituales que se cumplen religiosamente “por el bien mismo del jugador y del propio equipo”.

Esto llega a tales extremos que no falta el que diga: quien no cree en las supersticiones, entonces no es fanático del béisbol.

O bien, “un jugador que no crea en algún tipo de superstición, está en la profesión equivocada”.

Mire nada más qué cosa, mocosa.


A Jackie Robinson los racistas le echaban gatos negros al terreno de juego… eso también lo vimos aquí en el “Fernando M. Ortiz.

“Las Maldiciones” de Ruth y “La Cabra”

Son muy famosas aquellas “Maldiciones” de Babe Ruth, que ya pasó a la historia toda vez Boston ¡después de 86 años! fue campeón en el 2004…

Ese histórico año, los Medias Rojas  inspirados/impulsados por el bat de Manny Ramírez, quien bateó .412 y fue el Jugador Más Valioso, barrieron a los Cardenales de San Luis para exorcizar la famosa “Maldición”.


Bueno, y qué me dice de la otra también muy conocida como de la “Cabra” con los Cachorros de Chicago que no conocen un banderín otoñal ¡en cien años!

Pero, como ambas, olvídese, éstas abundan entre los jugadores dentro, alrededor y fuera de los parques de béisbol.

Se persignan

Enrique Rojas y otros colegas… más lo que hemos visto en nuestro andar por los parques de pelota, ¡cuántas supersticiones hemos visto!:

Hasta yo tenía una, pero luego se la contaré.

Ya ve cuántos jugadores se persignan antes de ir al bat; en su mayoría dentro del redondel de espera o bien camino a la caja de bateo.

Están aquellos pítchers que siempre entran al terreno de juego con el mismo pie o los que ¡nunca pisan la línea de fer, saltando sobre ella!

También hay jardineros a quienes se les ve pisando la primera, la segunda o la antesala antes de coger sus respectivas posiciones defensivas.

Bueno, ahora es común ver quienes en el dogout se ponen la gorra al revés o la  “juegan y mueven hacia arriba” cuando hay una jugada apremiante que les puede dar el triunfo… o quieren iniciar un rallie.

Tambien hay peloteros que nunca se cambian (o lavan) los uniformes (o ropa interior) si se encuentran en medio de una racha de bateo.

Fuerzas invisibles…

Ya sabe usted: A las supersticiones se les considera una creencia o práctica que por lo general se dan como un hecho irracional, muchas veces resultado de la ignorancia o el miedo a lo desconocido.

Una creencia implica a fuerzas invisibles y desconocidas sobre las que es posible influir a través de ciertos objetos o ritos.

La Real Academia de la Lengua Española resume el término cómo: Creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón; fe desmedida o valoración excesiva respecto de algo.

Además define al supersticioso como aquel que cree en la superstición y lo relaciona con el culto que se tributa indebidamente.

Lo cierto es que quizás ninguna disciplina deportiva tenga tantas cábalas como el béisbol.

El jersey de “Big Papi”

Las llamadas “maldiciones” que persiguen a algunos equipos son la punta de un iceberg de miles de supersticiones que rodean a quienes juegan y disfrutan de ver el béisbol.

¿Recuerda cuando reciente un fanático de los Red Sox, aprovechando las obras del nuevo estadio de los Yankees, enterró en el nuevo escenario un jersey de David “Big Papi” Ortiz, el que luego de descubierto y sacado de su lugar?

El final de esa historia fue así:

Como se trataba del entierro de una camisa de los Medias Rojas con la intención de crear una nueva maldición, los ejecutivos Yankees prefirieron romper dos pies de concreto y gastar cinco horas de trabajo en conseguir la “maldita” camiseta, que dejarla allí.

La noticia de la “exhumación” del jersey con el No. 34 de David Ortiz que había sido enterrada por el trabajador y fanático de Boston, Gino Castignoli, captó la atención de los medios de la gran ciudad… ¡ya si no!
 
Cuando en los 70´s los jugadores de los Atléticos de Oakland “sintieron” que con pelo largo, barba y mostachos todo les iba a ir muy bien, ¡lo que así fue porque fueron tricampeones!

Todavía podemos observar a lanzadores que no se rasuran antes de lanzar o bien en ciertos periodos de la temporada porque creen que “eso les dará fuerza  y suerte”… o quienes jamás prestan su bat por temor a cortar sus rachas ofensivas.

Quizá usted alcanzó a ver cuando en una final la mayoría los jugadores de los Astros de Houston “lucían” barbas al estilo Chuck Norris: nadie se la quería afeitar para no traer mala suerte.

La cabra de William Sianis

 Por si no se la sabe, le contaré lo de la famosa “Maldición de la Cabra” que no le permiten a los Cachorros ganar una Serie Mundial desde 1908:

Hasta 1945 a los Cubs no les había ido tan mal, incluso estuvieron cerca de la gloria en varias ocasiones.

Sin embargo, en ese fatídico año el dueño de un bar, William Sianis acudió a un partido de la Serie Mundial, tal como solía hacerlo, acompañado de su cabra mascota.

Aparentemente, el animal despedía semejantes olores que las quejas del público terminaron por provocar que Sianis fuese expulsado del estadio.

Pero el agraviado tuvo la palabra final: “nunca más ganarán una Serie Mundial”, habría dicho y no les pudo haber ido peor a los Cachorros desde entonces.

¿Cuestión de suerte?

Bueno, la de Ruth, ya está muy contada. Si no la conoce, mándeme un e-mail y se la cuento, digo, ¿no?

Más y más supersticiones

Aquí en el estadio de los Naranjeros de Hermosillo una vez que  Daniel Espino conectó cuadrangular, al llegar al plato se abrió su jersey y por debajo toda la fanaticada vio que traía “una playera con el nombre de su ilustre padre!

Otra buena:

¿Recuerde a Roger Clemens, quien tocaba la figura de Babe Ruth en la zona de los Monumentos cada vez que salía a lanzar en Yankee Stadium, una costumbre que comenzó cuando era el pítcher estelar de los Medias   Rojas.
 
También está aquella de Turk Wendell, un lanzador que debutó con los Cachorros en 1993: ¡se cepillaba los dientes en medio de cada entrada cuando abría un juego!
 
Y mire qué cosa: Ichiro Suzuki envuelve sus bates en papel de seda antes de colocarlos en una caja para que supuestamente no se golpeen mientras los trasladan de ciudad.

De acuerdo al gran jardinero japonés, los utensilios de jugar tienen “alma”" y hay que tratarlos con delicadeza.
 
Y esta otra: Craig Biggio, Vladimir Guerrero y Manny Ramírez no permiten que limpien sus cascos de batear durante toda la temporada.

¿Y ya vio qué tipo de casco utiliza el dominicano?... caray, ¡ni a casco de segunda llega!

Sin guanteletas

Moisés Alou, quien al igual que Guerrero es miembro del reducido grupo de jugadores de Grandes Ligas que no usan guantillas para batear e incluso alguien dijo que lava sus manos con su propia orina para hacerlas más firmes  durante la temporada…ups!
 
Bueno, también están aquellos jugadores que  juegan cartas todos los días a la misma hora y quienes escuchan la misma canción antes de salir al terreno….

Y qué me dice de quienes antes del partido leen con devoción la Biblia y bien oyen música de sus países natales.
 
A Wade Boggs le llamaron el “Come pollos” porque gustaba de comerlos, todos los días, antes del juego.

Están otras como cruzar los bats frente a los dogouts; Eddie Collins fue el primero en ponerle goma de mascar al botón de la gorra a manera de amuleto, cosa que es común hoy en día entre varios peloteros.

También está aquella de que ¡por favor!, a equis colega nunca se le ocurra decirle a un pítcher sobre la magistral labor que esté realizando, como un juego sin hit o perfecto, porque al enterarse, ¡se le puede venir el mundo encima!

Y así… y seguramente usted se sabe muchas más.                       

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