Valenzuela ya no es lo que fue
Jesús Alberto Rubio / beisrubio@gmail.com
Domingo 08 de Marzo de 2009
¡Ambientazo en el estadio “Héctor Espino”, conjugándose la alegría, goce y admiración de ver de cerca, tocar y fotografiar a tantos estrellas del béisbol actual que se dejan querer por la prensa y la afición.
Todos dando sus autógrafos, sonrisas, saludos, estrechando sus manos… menos “El Toro” Valenzuela que sigue negándose a dar su firma a los aficionados y por sangrón y enfadoso, como se dice en esta región, no lo bajan.
Al colega Oscar Burruel le concedió una entrevista exclusiva tres horas antes del juego, pero se negó a darle su autógrafo en una pelota, ¡pa´su mecha!, dirían los queridos jarochos.
En cambio, qué diferencia con el Vinny Castilla; hubiese visto los vítores, las aclamaciones, abrazos hacia él por parte de los aficionados… ¡como un verdadero ídolo!, ¿no te da pena, Fernando, tu sonorense y aquél oaxaqueño?... qué lejos te estás quedando del cielo donde naciste…
Oliver, Karim, Adrián, “El Houston”, Soria, Miguel Ojeda y sus queridos progenitores; Pancho Campos (hasta un abrazo a este servidor), Rodrigo, Ayala, Erubiel, Barajas, Cantú… ¡excelente trato y actitud para todos!
Y qué decir de los hermanos Jerry y Scott Hairston:
La mera sencillez de los hijos de Jerry y Esperanza, emocionada a más no poder ahí en el estadio y charlando amablemente con todo el que se le acercara, olvídese, clase de forma de ser de la hermosa dama que visitó el Recinto Histórico del Club Naranjeros guiada por Carlita Bustamante, directora de relaciones Públicas del equipo.
Junto a Esperanza, sus dos hijos, de quienes dijo “son lo mejor del mundo” y así se ve y siente, además de sus nueras, Hill y Tanaha, igual, del todo amables.
Jerry, el vástago de Sam Hairston, no hizo el viaje porque ya se reportó a los entrenamientos de los Medias Blancas de Chicago y, claro, se le extrañó.