Mike Sweeney acaba de decir que los resultados positivos a sustancias prohibidas comprobados en el analisis rutinario practicado a Manny Ramirez es "...un dia negro para el beisbol..."
¿Por qué?
¿Cuál es el problema en aclarar en bien de la historia del pasatiempo a una falsa personalidad que se roba millones de dólares y que contribuye a alejar más en la memoria fanática a "las únicas y verdaderas vacas sagradas" del pasatiempo?
¿Por qué mis dos nietos deben tener como espejos de devocion infantil a un verdadero chapucero de vestimenta y de comportamiento?
Imagine que tiene dentro de su ejército un individuo que hace tanto que es adorado por los jefes de tal forma que escapa al consentimiento humano y a la confianza extrema; pero, en igual medida, contribuye a destruir la capacidad de aceptación del resto, que no se comportan así y el individuo es pescado en acciones traidoras y condenado a una aceptable pena como convicto de esas acciones...
¿Será una noche negra o un día clarísimo y ejemplar?
¿Por qué no celebrar con regocijo por lo bien que le asienta este destape al beisbol?
El beisbol no se va a acabar porque estos enanos de la fama y el dinero, los que sean, se detecten y depuren como parte de la grandiosa historia del pasatiempo...
Juan Marichal, ex mariscal del staff de los Dodgers durante los sesentas, coincidentemente paisano de Manny Ramírez, después de decir que lo lamentaba; trató de justificarlo con lo de la receta médica al decir:"...aunque no seria de su responsabilidad porque..."
Sí es de su responsabilidad... a un millonario nadie se arriesga a darle una receta sin haberle explicado antes que es; pero menos a enganarlo diciéndole que no contenía sustancias de crecimiento, que fue lo que el solicitó y le dieron y, chirrin chirran.
Resulta que Alex Rodríguez, según se cuenta en un libro, comenzó a jugar con esteroides a lo Charles Atlas: desde que era un alfeñique de solo 44 kilos y, como Atlas, que escondía en su casa un gimnasio completo, lo pescaron con 225 libras de puro músculo, unos reflejos increíbles, una coordinacion perfecta y un poder casi como el de Canseco y Mark McWire...
Por favor... Que el Señor los sorprenda confesados! Sin embargo, mienten aun sobre la base de una evidencia irrevocable, haciendo un juego de muchachos algo tan sensible como el honor y el tomar partido del lado de la credibilidad y el reflejo que son de la infancia y la juventud no solo de esta país...
Volvemos a lo mismo, estos beisbolistas tramposos no saben qué valores representan; no tienen idea del carácter heroico ante la sociedad, son "don nadie" a la hora de revisar el legado positivo que Dios les asignó al dotarlos de tanto talento para la actividad...No deben ni jugar.
Durante su época de estelar del juego, el mejor pelotero de la historia y el más bateador; pero, sobre todo, icono de la infancia y la juventud a la que nunca defraudo, Babe Ruth y otro que, por malformacion de su personalidad debido a tragedias personales durante su niñez; pero igual de gran bateador y jugador en sentido completo: Ty Cobb, fueron acusados anónimamente de arreglar partidos.
Corría acaso 1922 y el Juez Landis, en nombre del beisbol y de la sociedad americana, contrató a la mejor agencia de investigación del país para verificar los señalamientos; después de año y medio, el propio Landis dejó en claro que lo de Cobb y Ruth era una simple difamación por correo.
Ruth nunca se refirió al hecho, dejó que su constancia y las investigaciones hablaran por él; pero en el ocaso de su vida, a Cobb, en un club que acostumbraba frecuentar en New Jersey, su biógrafo le preguntó directamente si en realidad había arreglado juegos.
El Melocoton de Georgia se le quedó mirando fijamente y le dijo: "Cuando aparecieron esas acusaciones, yo tenía dinero para comprar todos los clubes de Grandes Ligas y para pagar, como hice, una agencia privada que me mantuvo un archivo personal de cada ejecutivo del beisbol, con lo bueno y lo malo; pero ni por eso hubiera arreglado juegos, no los arreglé porque para mí el beisbol fue y es lo mas grande que me ha pasado en mi existencia".
A fin de cuentas, Día de Fiesta, que no se va a llorar en el mundo cada vez que cacen un ladrón; porque por mucho que nos hubiera parecido buena persona, por bueno para el beisbol que creíamos que fuera; no era más que un vulgar traidor hacia el beisbol, hacia la sociedad, hacia los de su raza y origen geográfico y hacia sí mismo...
Por el bien de un beisbol que necesita esta limpieza y tal vez otra en otros niveles, alzo mi copa y brindo.