Alburqueque, Nuevo México.— El toletero de los Dodgers de Los Ángeles, Manny Ramírez, tuvo anoche una cálida bienvenida al beisbol.
Pero al de las ligas menores.
El dominicano, quien buscar recuperar su forma después de 50 juegos de suspensión por violar las reglas de drogas, se presentó al juego de anoche con los Isotopes de Albuquerque vistiendo el número 99 para el club filial de los Dodgers.
Ramírez jugó cuatro innings y no pudo conectar en dos turnos al bate. Los 15,321 aficionados en el estadio fue la asistencia más grande en la historia del beisbol de Albuquerque.
Los fanáticos hicieron fila desde el pasillo del clubhouse cuando Ramírez ingresó al campo y se aglomeraron cerca del dugout, en busca de un autógrafo, y parecieron listos a perdonar al jugador por violar las reglas de drogas del beisbol.
"La gente me quiere donde quiera que vaya", dijo Ramírez, "me emociona traer un poco de gozo a tanta gente aquí. Me siento bien. Estoy feliz por estar aquí".
Se escucharon algunos abucheos antes de que Ramírez bateara, pero éstos fueron sustituidos por porras en cuanto fue presentado, y luego se hicieron más ruidosas cuando Manny se acercó al plato, comenzando los flashazos alrededor del estadio durante sus dos turnos al bate.
Algunos aficionados incluso lucían gorras con "rastas" falsas en honor a a Ramírez, y muchos le gritaron: "¡Manny!" al ser ponchado por Manny Parra, de Nashville, y luego cuando pegó un rodado en el tercer inning.
Más temprano, y luego de hacer su arribo a Albuquerque, Ramírez juró que no daría entrevistas hasta que terminara su suspensión.
"No voy a hablar hoy", declaró, "escribe lo que quieras".
Pero conociendo a Manny, eso duró cerca de una hora.
Después de realizar el estiramiento, los calentamientos, la práctica de bateo y tras atrapar unos elevados, Ramírez volvió a la apretada esquina del clubhouse de los Isotopes de Albuquerque y enfrentó a la corte.
Una de las primeras preguntas que le hicieron los periodistas fue que si usó esteroides.
"No voy a hablar más acerca de eso", afirmó, "Ya dije lo que voy a decir. Estoy aquí para mi rehabilitación, y [voy] al juego para tener un par de turnos al bate y regresar al equipo de Grandes Ligas".
El toletero dominicano de los Dodgers se encuentra en Albuquerque para ponerse en forma y preparar su retorno tras la suspensión de 50 juegos por violar las reglas de drogas del beisbol.
Anoche jugó en el jardín izquierdo para la novena filial de los Dodgers en la Triple A, y el manager de los Isotopes, Tim Wallach, lo dejó actuar cuatro innings; hoy lo hará en cinco, y mañana en siete.
"Es más el tratar de ponerlo en el campo, darle algunos innings en el jardín izquierdo y que físicamente se mueva un poco", dijo Wallach. "Los turnos al bate son importantes también por sólo el ver pitcheo en vivo", señaló.
No estaba claro si Ramírez verá la final de la serie el viernes.
"Estoy seguro que me informarán pronto de eso", dijo Wallach.
Se espera que Ramírez se se reintegre a los Dodgers el viernes 3 de julio en San Diego.
Dijo que su plan era trabajar para recuperar su forma, y cuando se le preguntó si ya estaba cerca de eso, contestó: "Realmente no. No he jugado como en 50 días, pero lo voy a lograr lentamente, día a día".