ORLANDO, Florida.— Campeones. Lo más importante: ¿la nueva dinastía de Lakers?
Imponentes, bajo el cobijo de un quinto sol: ¿la nueva era de Kobe Bryant?
Un décimo anillo largamente anhelado: ¿seguirá Phil Jackson al frente del equipo luego de convertirse en el entrenador más ganador en la historia de la NBA?
Otro MVP: ¿es superior éste de las finales de la NBA de Kobe al que recibió por la temporada LeBron James, náufrago en la ruta a la final precisamente ante Magic?
El heredero de Shaquille O’Neal, el nuevo cómplice de Kobe: ¿Pau Gasol la piedra angular para que Bryant brillara como brilló?
Anoche todos los angelinos hicieron posible la historia anhelada con un veredicto de 99-86 sobre Magic en el Amway Arena de Orlando, dominando la serie 4-1.
Bryant firmó 30 puntos, 6 rebotes y 5 asistencias; Gasol aportó 14 y 15 rebotes, por 17, tres triples incluidos, y 10 recuperaciones de Lamar Odom , llegando desde la banca.
Trevor Ariza totalizó 15 unidades, 11 de ellas determinantes en el segundo cuarto.
Inapelable, por la forma en que los angelinos se atragantaron de unas víctimas que lucharon hasta el último segundo, aunque ya desde el tercer cuarto sabían que eran material de sacrificio.
En la premiación, Kobe abrazaba y besaba a su hija Gianna, y alternando su abrazo amoroso con el trofeo de MVP de las finales de la NBA y con la estatuilla número 15 en las bóvedas sagradas de los Lakers, y la cuarta en su carrera.
VÉRTIGO…
Desesperación de unos e ilusión de otros.
Así arrancaron el duelo, con un grato vaivén de tablero a tablero.
Entre la consistencia de sus titulares, Orlando llegó a despegarse nueve puntos en medio de la euforia en la tribuna del Amway Park, que veía una posibilidad de al menos alargar a seis juegos el duelo.
Sin embargo, Pau Gasol, Ariza y Kobe se encargaron de empalmar una ofensiva de ocho puntos para escribir en el primer cuarto una desventaja sin temores de 28-26.
El gran susto en el primer capítulo fue cuando, jugados apenas cinco minutos, Kobe se llevó un manotazo en la mano derecha que le resintió de dolor el dislocamiento que sufre en el dedo mayor, entre notorios gestos de dolor que pusieron a sudar a Phil Jackson.
Sin embargo, Kobe volvió y fulminó con 11 puntos la primera ronda: el mejor de todos en la duela.
¿VENCIDOS?
Un solo equipo en la duela.
Lakers dominaron plenamente, aumentaron la ventaja y aprovecharon sus relevos para ir erosionando cualquier capacidad de resurrección de los Magic.
Lo cierto es que los poderosos que habían sentenciado a los notables del Este, como los Celtics de Boston y los Cavaliers de Cleveland, estaban ausentes.
El temperamento de Orlando era vapuleado por el ataque de los angelinos y la capacidad de respuesta de éstos cuando los locales encestaban.
Howard, Turkoglu y Lewis, de un pasado reciente victorioso, con los méritos necesarios para situarse en la final, pero incapaces de frenar el juego variado de Lakers, que rezumaban tranquilidad jugando con el espacio de la pizarra.
Y la banca aparecía, nuevamente en plan de resucitado, de socio incondicional, Lamar Odom, quien al terminar el tercer fascículo asomaba con 14 puntos y ocho rebotes.
Así, llegando a tener una ventaja incluso de 16 puntos en la tercera batalla, los Lakers sobrellevaron la jornada sin complicaciones.
Con el parcial de 20-15 a su favor, los Lakers percibían el aroma de campeones con 76-61 en su saldo luego de tres cuartos del juego.
¿El último cuarto? Estaba escrito. Magic rendido, sometido.
Y aunque gana Orlando el último cuarto 25-23, la historia se escribe sin argumentaciones: 99-86.
Lakers campeón. ¿Nace una nueva dinastía?