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Rafael Márquez acude a lo que podría ser su última llamada a una selección tricolor a la que no le ha hecho falta.
Con todo y sus blasones en el Barcelona, Márquez aparecerá en el Tri suplicante, ha dicho que incluso dejaría del lado ser capitán, y cómo no, si tuvo que ser él quien anunciara que estaba listo para volver a los verdes, mientras Aguirre planeaba el penúltimo duelo del hexagonal ante El Salvador.
Y es que Rafa apenas ha jugado 64 minutos en el hexagonal final, que por cierto han sido nefastos. Basta recordar que fueron en aquel duelo en que se perdió ante Estados Unidos en el que, una vez más, se hizo expulsar.
Desde entonces, el central entre lesiones y suspensiones desapareció del mapa y con él, el grupo de jugadores que le cobijaron en su estancia en el Tri, porque así como Rafa, tanto Oswaldo Sánchez, Pável Pardo y Jared Borgetti fueron desapareciendo.
El regreso de Rafa no podía ser más en solitario. En el presente el grupo está capitaneado por Gerardo Torrado, apuntalado por chicos como Efraín Juárez, Pablo Barrera, tipos como Nery Castillo, artilleros como Guillermo Franco, todos en rededor de Cuauhtémoc Blanco, hombre de poca gracia para Márquez.
Ningún antecedente ayuda al zaguro central del Barcelona, ni siquiera su última declaración: "Vengo a apoyar y a no tratar de perjudicar", acaso antes ya lo había hecho.
La realidad parece hacer ver otra cosa. Con él en el campo Sven-Göran Eriksson se ahogó tratando de encontrar un funcionamiento de acuerdo a lo que Rafael Márquez y su grupo pedía. Se orilló al retiro de Cuauhtémoc Blanco, se volvió a caer con Estados Unidos y se tropezó de manera fea en Honduras.
Tuvo que cambiar el banquillo. Dejar que Aguirre tomara el timón y limpiara a la selección de grupos de poder.
Se le dio la capitanía a Gerardo Torrado, se regresó a Blanco, se le dio confianza a Franco y el Tri subió como la espuma hasta instalarse en la antesala de la calificación al Mundial.
¿Y Rafa? como siempre que el Tri le necesita, estuvo ausente prácticamente la parte crítica del hexagonal y vuelve con el camino andado. Es su último chance. Y se encuentra solo. Sin el grupo que le permitía decidir quién le cuadraba en el 11 verde.
Hoy no le ha quedado más que aceptar incluso que dejaría de ser capitán por estar en el Tri.
¿Humildad o conveniencia? Lo único cierto es que el tiempo de Márquez viene a pique y el de Sudáfrica es su llamada final para un Mundial. Es por eso que llegó su momento o aporta o pasa como su carrera en el Tri: de noche.
