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Hace poco más de 18 años, el estelar basquetbolista de los Lakers de Los Ángeles, Magic Johnson, anunció que tenía sida y que se retiraría de la NBA.
Hoy, Johnson sigue en pie de lucha contra la enfermedad. No sólo a nivel personal.
En 1991, cuando se enteró que era VIH positivo, el legendario jugador creó una fundación que lleva su nombre para alertar al mundo sobre los peligros de la enfermedad. Luego instituyó una campaña que se llama Stand with Magic (De pie con Magic) y pasa casi todo su tiempo recorriendo Estados Unidos, principalmente en barrios negros realizando pruebas gratis y ofreciendo atención médica a los infectados. Los afroamericanos representan al menos la mitad de los nuevos enfermos que se presentan en Estados Unidos.
De acuerdo con la fundación Kaise, el VIH es la causa principal de muerte entre los negros de entre 25 y 44 años de edad.
Y aunque sus esfuerzos son grandes, Johnson reconoce que él es parte del problema.
“Durante un seminario, unas niñas escribieron tres cosas que sabían del sida y ponían que era curable, poniéndome como ejemplo”, contó Magic.
Johnson afirma no estar curado. Dice que se cuida mucho haciendo ejercicio y con las medicinas que toma todos los días.
“No pueden pensar que van a ser como Magic”, dijo Johnson. “Desde que anuncié la enfermedad, cientos de miles de personas han muerto de sida”.
El día que cambió su vida
Antes de enterarse que tenía sida, Magic Johnson, al igual que muchos atletas de alto perfil, llevaba una vida desenfadada.
Aunque estaba casado, reconoció que era promiscuo y que por eso se contagió, aunque no tiene idea con quién.
Todo eso cambió el 26 de octubre de 1991, cuando el doctor de los Lakers, Michael Mellman lo llamó a su consultorio.
Cuando Johnson llegó, se llevó la sorpresa de su vida.
“Me dijo: tienes VIH”, recordó Johnson. “Nunca lo vi venir”.
El examen médico lo había realizado días antes para poder contratar un seguro de vida.
Las siguientes dos horas fueron complicadas. No sólo temía por su vida, sino por la de su esposa, Cookie Kelly.
“Cuando llegué a casa”, recordó el Magic, “estaba rezando que ella no me dejara. Cuando se lo dije se puso a llorar, le dije que entedería si se iba de mi lado y me dio un golpe en la cabeza y me dijo que lo superaríamos juntos, como familia”.
Los exámenes de su esposa resultaron negativos. “Ahí comencé mi propio viaje”, afirma.
Buscando ayuda acudió con Elizabeth Glaser, esposa del actor Paul Michael Glaser, quien fue infectado en 1981 a través de una transfusión y sin querer contagió a sus hijos. Ella estaba casi moribunda, pero le pidió algo.
“Me dijo que tenía que convertirme en la cara de la enfermedad”, dijo Johnson.
Los siguientes años fueron difíciles. Johnson extrañaba las duelas, y los efectos de la única medicina disponible en ese momento le provocaban mareos que no lo dejaban ejercitarse.
Para honrar su promesa a Glaser, creo su fundación y se unió a una comisión creada por el presidente George H.W. Bush, la cual abandonó rápido porque la consideraba inefectiva.
“El día internacional del sida es un gran día, pero a la vez es triste. Significa que mucha gente ha muerto, pero al menos eso sirve para poner a la gente en alerta. Queremos que ya no haya enfermos, aunque hay muchas drogas nuevas para evitar morir de ello”, concluyó Johnson.
