Por más justificaciones que se busquen, que si el fuera de lugar, o el error de Osorio, lo cierto es que México se quedó otra vez en el camino, en octavos de final, como ha quedado en los mundiales desde 1994.
El calvario mexicano comenzó en el Mundial de EU 1994, cuando en la primera ronda cayeron ante Noruega (0-1), ganaron a Irlanda (2-1) y empataron con Italia (1-1), las ilusiones crecieron, pero pronto fueron apagadas por Bulgaria, que en penales acabó con el paso del Tri.
En Francia 1998 la fase de grupos fue muy buena: victoria sobre Corea del Sur (3-1) y un par de empates ante Bélgica y Holanda (2-2), aunque en octavos, ante Alemania, a pesar del 1-0 a favor, el partido terminó con una dolorosa derrota de 1-2.
Para Corea-Japón 2002, el Tri tuvo un buen desempeño en el arranque, con victorias sobre Croacia (1-0) y Ecuador (2-1), así como un nuevo empate ante Italia (1-1), pero en octavos, Estados Unidos les propinó una de las derrotas más dolorosas para el pueblo mexicano en un Mundial.
En Alemania 2006, la selección mexicana dejó dudas en la primera fase al superar a Irán (3-1), empatar con Angola (0-0) y perder ante Portugal (1-2); pero en octavos hizo un buen partido ante Argentina, pero se cayó en los tiempos extra 1-2.
La quinta opción se tuvo en Sudáfrica 2010, después del empate ante los anfitriones en el debut (1-1), la histórica victoria sobre los franceses (2-0) y la derrota ante Uruguay (0-1); en octavos, de nuevo se vieron las caras con Argentina, pero ahora los gauchos no tuvieron piedad y arrollaron al Tri (1-3).
En esas historias han pasado estrategas como Miguel Mejía Barón, Manuel Lapuente, Ricardo La Volpe y Javier Aguirre, pero ninguno ha podido terminar con la maldición del Tri.
A la par, han desfilado jugadores importantes como Ramón Ramírez, Luis García, Luis Hernández, Cuauhtémoc Blanco, Jared Borgetti, Rafael Márquez, Giovani dos Santos, Carlos Salcido, Ricardo Peláez, así como una larga lista, pero nadie ha sido capaz de cambiarle la cara al Tri.
Parece que los octavos son el tope de la selección mexicana, que en Brasil 2014 buscarán, por fin, romper esa barrera que parece infranqueable.