No sólo se trata de utilizar los espacios para repetir resultados o notas informativas que las agencias o reporteros difunden a diario. Lo podemos hacer, pero qué mejor ir más allá de esa objetividad, abordando tópicos, aspectos, ángulos más enriquecedores.
Por ello, ayer le expresó al doctor Tomás López, dilecto colaborador, que su reciente columna tiene un valor del todo vigente, relevante, con un planteamiento/temática que incide en una contexto real y donde su contenido y propuestas pudieran alcanzar expectativas en bien del deporte y en especial el béisbol.
Dr. Tomás López.
Cuando veo a los chamacos mexicanos realizar destacadas actuaciones en eventos internacionales en divisiones infantiles y juveniles, me pregunto ¿Qué nos falta para sobresalir más allá de estas categorías?
Llámese Serie Mundial de Ligas Pequeñas Williamsport, torneo Cal Ripken, eventos de Pony League, torneo Japan Boys, Campeonato de las Américas, Panamericanos y Mundiales Juveniles, los representativos Aztecas han ganado campeonatos y son protagonistas año tras año e incluso en muchas ocasiones se ha vencido a potencias como: USA, Republica Dominicana, Cuba, Venezuela, Japón, Puerto Rico y Corea del Sur.
Ahora bien, ¿qué es lo que le ocurre que llegando a la mayoría de edad se pierden tantos talentos, mientras en otras partes despuntan y explotan su potencial?
Las causas son diversas, sobresaliendo: condición genética, física, económica, perseverancia, sacrificio, Infraestructura, disciplina, formación de valores y mentalidad.
Hablando de genética y condición física es irrefutable que hay razas que ya traen lo atlético en la sangre y sabemos que el mexicano necesita trabajar mucho en el gimnasio para conseguir una buena condición física.
Actualmente México ocupa el primer lugar en obesidad infantil a nivel mundial y en el caso de jóvenes y adultos también está en los primeros planos. Cultivar el cuerpo con ejercicio y una dieta balanceada no es una de nuestras prioridades. De aquí se derivan una serie de factores que nos ponen por debajo de otras culturas.
En México los apoyos económicos son escasos y llegado el momento muchos jóvenes deben dejar de estudiar y practicar deporte para ponerse a trabajar, quedando prometedores prospectos en el camino.
Llegar a ser un profesional de la pelota requiere de muchos sacrificios y el mexicano no siempre está dispuesto a perder sus comodidades o a correr el riesgo. Hay jóvenes que lo piensan mucho para dejar sus hogares para irse a probar suerte a las Academias.
Muchos padres no permiten que sus hijos abandonen sus estudios en pos del profesionalismo con lo que se pierde un tiempo de desarrollo importante (esto es muy entendible, como padre de familia ya que dejar que tu hijo deje de estudiar y cambie de residencia es una decisión muy complicada).
Hace años un joven me comentaba: “Fui a la Academia del Carmen (en Nuevo León); yo me sentía con todo para llegar a profesional, pero cuando llegue ví a cien “morros” más buenos que yo; 75 de mi nivel e igual cifra por debajo. Me “aguité y mejor me regresé”.
Probablemente este chavalo si tenía las herramientas para jugar a buen nivel, pero desgraciadamente la faltó la perseverancia por alcanzar su sueño y una mentalidad ganadora.
Como este hay muchos casos. Por allá entre el 2002-03 escuché en radio una entrevista a un lanzador que estaba haciendo pedazos las dos ligas más importantes de México y le preguntaban que si porque no se quedaba en sucursales, hacia los números y podría ser ascendido.
Nunca olvidare la respuesta: “En Triple A pagan muy poquito y yo tengo muchos compromisos; aquí gano mucho más que allá”.
Tengo profunda admiración por este jugador, sin embargo creo que le faltaron las agallas para jugársela y de haber sido llamado a las Mayores en unos meses hubiese ganado lo que aquí le pagan en tres años.
La infraestructura beisbolera en nuestro país no es suficiente, el crecimiento y urbanización de las ciudades le ha quitado muchos espacios al béisbol; en las escuelas públicas con una hora a la semana de educación física es casi nulo que pueden practicar cualquier deporte y las privadas no están al alcance de la gran mayoría de la población.
Existen dos Academias patrocinadas por la Liga Mexicana de Béisbol donde los muchachos reciben instrucción deportiva pero no estudian.
Sólo dos academias para tanto talento es muy poco. Hay otras instituciones pero no tienen los alcances y niveles de la Academia del Carmen y la “Alfredo Harp Helú” en Oaxaca.
Tengo algo muy claro que la educación empieza por nuestra propia casa y el mayor ejemplo que tienen nuestros hijos es el que les damos nosotros mismos, pero también el entorno que los rodea es muy importante.
Los jóvenes de 15-16 años en adelante empiezan a tener otro tipo de prioridades: Novias, amigos, relajo, pachangas, vicios etc. quitándole atención a la escuela y al deporte.
Cuando jugaba béisbol conocí a un muchacho con excelentes cualidades; tenía 16 años y era tremendo short stop y lanzaba lumbre al plato. Fue firmado por una organización profesional y le pidieron que terminara ese año escolar para irse a Dominicana a una de las tantas academias que hay por aquellos lados.
Mientras tanto, jugaba los domingos y al terminar los partidos, como desesperados varios de los integrantes del equipo sin importar el resultado empezaban a ingerir bebidas embriagantes y fumaban como “Chacuacos” (practica muy común) y esta joven promesa se quedaba hasta que se acababan las cervezas, iniciando así su ruta hacia el alcoholismo.
Dr. Tomás López
Le perdí la huella un tiempo y después me lo encontré ya casado con un hijo a los 20 años. Actualmente sigue jugando béisbol los domingos en las ligas locales.
¿Hasta dónde pudo llegar este chavo?
Quién sabe.
Otro aspecto que siempre se ha mencionado del jugador Azteca es su mentalidad, ya que fácilmente se sale de concentración y no sabe lidiar bien con la presión.
Hay un dicho que se escucha mucho en el ámbito deportivo mexicano: “Jugamos como nunca y perdimos como siempre”. Aunque nos duela, así piensa mucha gente; tendemos a ser conformistas y nuestro marcado regionalismo nos hace jalar cada quien por nuestro lado.
Los compadrazgos y tráfico de influencias son cotidianos en el deporte mexicano y el Béisbol no se escapa de estas prácticas.
Creemos que para que las circunstancias mejoren se tienen que dar cambios bastante sustanciales en todos los involucrados.
1.Un buen inicio sería la certificación de los entrenadores de las categorías infantiles mediante cursos que los acrediten como personas con la capacidad no sólo para entrenar sino también para formar personas mejores tanto en lo físico como en lo mental.
2.Construcción de más espacios y unidades dignas para practicar béisbol.
3.Mediante patrocinios impulsar un fondo de becas y apoyos económicos para los jóvenes que más los necesiten.
4.Creación de Academias Regionales donde también se proporcione educación.
5.Motivar a las directivas de los equipos profesionales a involucrarse e invertir más en sus áreas de influencia, por ejemplo que existieran ligas infantiles patrocinadas por ellos.
6.Las dirigencias de las federaciones y asociaciones deberían renovarse constantemente y no dejar que los lideres se enquisten y se den casos de abuso de poder.
7.Establecer sistemas más equitativos y justos a la hora de armar selecciones para eventos municipales, estatales, nacionales e internacionales para llevar los mejores talentos y que no se “cuelen” los hijos, sobrinos o ahijados de “fulanito o sutanito” donde su mejor merito es precisamente esa condición.
Tenemos mucho por mejorar.
Las olimpiadas juveniles ayudan bastante; algunos clubes organizan campamentos de verano; se menciona también que es inminente la creación de Academias en Sinaloa y esto podría desencadenar que se extiendan por lo menos a otros estados que son conocidos por ser muy beisboleros ( Chihuahua, Sonora, Veracruz, Tamaulipas o Yucatán).
Edwin Kako Vázquez enseñando beisbol
No me queda la menor duda de que en México tenemos el talento para jugar a los más elevados niveles, sin embargo algo está fallando.
Actualmente hay diez mexicanos en Grandes Ligas, de éstos, cinco tuvieron formación en preparatorias de Estados Unidos (Adrián González, Yovani Gallardo, Alfredo Amézaga, Marco Estrada y Jaime García).
En México contamos con una población arriba de 100 millones de habitantes y sólo tenemos diez ligamayoristas, mientras que en nuestro vecino del norte se estima hay alrededor de 10 millones de paisanos y en las Mayores hay más de 30 jugadores de origen mexicano.
La pregunta ronda otra vez por mi mente:
¿Qué nos falta?