En honor al fin de semana del Día de las Madres, McLaren decidió que no quería que sus pilotos tuvieran una segunda carrera seguida, donde se recordaran a sus queridas progenitoras.
El asunto tiene al menos tres lecturas, las tres válidas desde el punto de vista del que emanan.
Primero tenemos la del equipo. Como dijimos en la entrada de este texto, ¿para qué otra pelea? ¿Para qué consentirla cuando es por el noveno y octavo puesto en las últimas seis vueltas de la carrera? ¿Para qué arriesgar los cinco puntotes (¡Uyy, cuántos!) que con trabajos se rescataron?
Mejor calmamos a Checo para que Jenson no le recuerde a la bella señora Marilú (mamá de Pérez que estaba en la pista, por cierto). Quién sabe si Checo se iba a tirar a fondo con lo que le quedaba en las llantas, pero por si las malditas dudas, desde el radio salió una "recomendación": "No vale la pena que arriesgues tus llantas para pasar a Jenson", y Sergio aceptó la sugerencia sin chistar.
Segunda lectura, la del crítico. Aquí, en China y en Barcelona, lo que salió del radio de McLaren fue una orden. Fue un Checo estate quieto, no empieces. Fue la maternal voz del equipo, dirigida al más travieso y pequeño de sus retoños a no molestar al hermano mayor, porque "acuérdate que se enojó contigo en Bahréin".
Pero "Mamá McLaren" se contradice, como muchas mamás hay que decirlo, no es consistente con los mensajes que manda a sus muchachos.
Primero que no hay bronca, dense con todo, estas son carreras. Luego que Checo se pasó. Más tarde que los pilotitos platiquen y estrechen las manos. Ahora que siempre no, que no se peleen.
Pues sí, ¿no que McLaren no daba órdenes? Hay quien me asegura, gente de confianza que estuvo en Barcelona y muy cerca del equipo, que la orden era un "aguanta ahora, ataca después". Le creo porque es alguien muy confiable (y no les voy a decir quién es, no insistan), pero para los que nos quedamos con que Checo estaba muy cerca de Button, le mandaron un recadito y ya no se vio que lo atacara, pensamos otra cosa.
Tercera lectura, la del aficionado. No sé a quién sigan ustedes en Twitter, pero mis 2 mil 838 seguidores, pocos pero bien peinados ciudadanos, muchos de ellos ávidos y conocedores fanáticos del automovilismo se prendieron por las órdenes de McLaren.
El fanático entendió el mensaje como una contradicción y se sintieron afrentados porque esperaban un buen duelo entre coequiperos en la parte final de un Gran Premio que tuvo menos emociones que los anteriores. La sensación fue de defraudación porque vieron frenado al mexicano que le había puesto pimienta al GP anterior.
¿Qué creo yo? Que estuvo mal porque deja un mal sabor, pero tampoco es para tanto, sólo esperemos que no pase lo mismo si un día están peleando por el 1-2 de una carrera (pero primero hay que ver que la cafetera MP4-28 esté en condiciones de andar cerca de la punta alguna vez).
