Carl Mays lanzó una de su famosas bolas ensalivadas al bateador Ray Chapman. El pitcher de los Yanquis escuchó un gran impacto y al observar la esférica cerca dedujo que había sido bateada, por lo que la tomó y tiró a primera base. Luego se percató que el estruendo que había escuchado no provenía del madero, sino del craneo del shortstop de los Indios de Cleveland, quien estaba inerte en el suelo. El golpe que recibió en la sien izquierda le provocó la muerte horas más tarde y se convirtió en la única víctima por un pelotazo en la historia de la Gran Carpa.
A partir de ese 16 de agosto de 1920 la oficina de Grandes Ligas prohibió la bola ensalivada, pero las artimañas en el centro del diamante no han terminado. Raspar la pelota con una lija o lima de uñas, untar resina de pino a la manopla, poner vaselina a la esférica e incluso la misma saliva, son recursos más comunes de lo pensado.
El pasado jueves el dominicano Michael Pineda, de los Yanquis, protagonizó una nueva polémica ya que diferentes imágenes mostraron una sustancia extraña en su mano de lanzar.
El más reciente pitcher sorprendido públicamente por usar algo indebido fue Joel Peralta, de los Rays de Tampa Bay, en 2012. El entonces manager de los Nacionales de Washington, Davey Johnson, pidió la inspección de la manopla del serpentinero rival y los ampayers decidieron confiscarlo. Más tarde se comprobó que tenía resina de pino y se decidió suspender ocho partidos al pelotero.
A lo largo de la historia lanzadores famosos y otros con paso efímero han tratado de sacar provecho con ciertas “ayudas”.
Whitey Ford, miembro del Salón de la Fama, se caracterizó por tener todo un “arsenal” en el dugout los días que le tocaba lanzar. Una mezcla de trementina, aceite para bebé y resina era su mejor compañero. Otro pitcher inmortal, Gaylord Perry, también fue sospechoso de poner algo en la visera de la gorra.
Un caso bochornoso se presentó el 2 de agosto de 1987 cuando el nudillero Joe Niekro, entonces pitcher de los Mellizos de Minneosta, fue sometido a una minuciosa revisión por los ampayers, que le obligaron a vaciar los bolsillos traseros y en ese momento dejó caer una lima para uñas. Eso le costó una suspensión de diez partidos.
Otros trucos de los magos del diamante han consistido en poner una tachuela en la manopla para cortar la pelota. Algunos raspan la esférica con los arreos de catcher o el cinturón del uniforme. Incluso el legendario pitcher Nolan Ryan aceptó que en muchas ocasiones sacó ventaja al colocarse más adelante en la placa de pitcheo.
El relevista de los Dodgers de Los Ángeles, Jay Howell, fue suspendido dos juegos en la Serie de Campeonato de 1988 luego de que le descubrieron resina de pino en su manopla.
En la postemporada de 2006 Kenny Rogers, lanzador de los Tigres de Detroit, lució dominante al no permitir carrera en tres juegos. Ya en la Serie Mundial, el manager de los Cardenales de San Luis, Tony LaRussa, solicitó a los ampayers que inspeccionaran al pitcher por una mancha en su mano y aunque lo mandaron a lavarla, no lo expulsaron.
Michael Pineda, señalado el pasado jueves luego de un trabajo espectacular ante Medias Rojas, justificó que era tierra lo que traía en su mano para contrarrestar el sudor.
El rival de Pineda el jueves fue Clay Buccholz, quien curiosamente el año pasado fue acusado por el exlanzador Jack Morris de emplear bola ensalivada luego de observar uno de sus videos. El también pitcher de Medias Rojas, Jon Lester, fue señalado de untar algo extraño durante un juego de la pasada Serie Mundial del año pasado. No se les comprobó nada.
Michael Pineda no tiene una acusación directa por lo que no recibirá sanción, pero juego a juego habrá más pitchers, que buscarán la forma de engañar y no sólo a los bateadores.
Ayuda externa
Los pitchers tienen la libertad de utilizar el cojín de brea en polvo que hay junto a la loma.
La bola ensalivada era permitida en Grandes Ligas hasta la temporada de 1920.
Los lanzadores han buscado diferentes artimañas para raspar la esférica o untarle alguna sustancia, que permita a sus pitcheos hacerlos más complicados.
La resina de pino es una sustancia líquida pegajosa la cual es permitida para que los bateadores tengan un mejor agarre, pero está prohibida para los lanzadores.
Algunos toleteros han sido descubiertos por ponerle corcho a sus bats.
Lo ven como mal necesario
Usar una sustancia sospechosa para mejorar el agarre de la pelota en días fríos no es algo tan espinoso.
Ya sea el abridor de los Yanquis Michael Pineda con una mancha misteriosa en la mano; Jon Lester, de Boston, con una sustancia verde en el guante; Josh Zeid, de Houston, rociándose algo en el antebrazo... a la mayoría de los bateadores no les molesta si los pitchers obtienen un poco de ayuda, incluso cuando viola las reglas oficiales.
“Es una regla no escrita del juego. Estoy seguro de que muchos lanzadores lo hacen”, dijo el jardinero de los Medias Rojas Shane Victorino. “Como bateador, prefiero que lo hagan para evitar que se le escape la pelota y me golpee en la cabeza. No me molesta”.
Joe Torre, vicepresidente de las Grandes Ligas, dijo que Pineda no será suspendido.
“Los ampayers no vieron una aplicación de una sustancia sospechosa durante el partido y el asunto no fue mencionado por los Medias Rojas”, dijo Torre. “Dadas esas circunstancias, no hay planes de suspensión, pero vamos a hablar con los Yanquis sobre el asunto”, agregó.
El manager de los Yanquis, Joe Girardi, sabe lo que pasa.
“Yo no hablo con los lanzadores sobre eso. ¿Usas o no usas? No es una droga recreativa. No hablo con la gente de eso”, dijo Girardi. “Estoy consciente. He estado en equipos y lo he visto. Estoy 99% seguro de que otros en otros equipos lo usan”.
Para que un jugador sea expulsado, tiene que ser sorprendido, aunque eso no es tan fácil de comprobar.