Este sábado el titular será Benzema, pero no necesariamente es el hombre al que Chicharito sustituirá.
Javier Hernández debutará en un derbi dentro del Bernabéu.
No es un partido ni un estadio que asuste a un futbolista que caminó con firmeza por Anfield, Stamford Bridge, el Etihad, el viejo Highbury y Wembley; Chicharito está hecho en Old Trafford.
Las opciones de Hernández crecen gracias a las transformaciones que su técnico necesita hacer en el cuadro.
Convertir a Bale en Di María por ejemplo, es más difícil que convertir a Kroos en Xabi Alonso.
Pero en eso parece estar pensando Ancelotti para reinventar a su equipo.
El italiano, un antiguo evangelista con la paciencia de un benedictino, intentará retrasar al galés, un prodigio físico con más piernas y pulmones que ideas, para recorrer el doble de metros por partido jugando como interior izquierdo.
Bale puede hacerlo como en su momento lo hizo Di Maria, lo que Bale no tiene, es el juego interno que hacia único al argentino. Di María tocaba, acompañaba.
A Bale le sobran hormonas y le faltan neuronas. Todo lo contrario a James Rodríguez.
Un artículo de lujo que necesita jugar cerca del aparador, junto a la cristalera del área, donde tiene que exhibirse un futbolista de 80 millones.
Si el plan de Ancelotti cuaja, con Bale retrasado junto a Kroos y Modric; y James adelantado entre Benzema y Cristiano; la alineación de Javier Hernández tiene tres probabilidades:
Entrar por Benzema para purgar el ataque, sustituir a James buscando remate o relevar a Cristiano, que no llega del todo sano.
Dependerá del ánimo del partido, el Atlético es un equipo que pega y contra Real Madrid le gusta llenar el campo de mediocampistas.
Un partido cerrado necesita relevistas estelares.