El tema, obviamente muy delicado.
Y no es la primera vez que esto ocurre, sabemos, tan sólo lo visto hace dos temporadas con los Yaquis de Obregón, precisamente en los play offs y que luego se evidenció en el Estadio Sonora cuando la Serie del Caribe.
Carajo.
Por ello, resulta interesante, como coincidencia en tema, y que lo acaba de escribir el colega Bernabé López Padilla desde Los Mochis.
A ver, ¿de qué se trata?
Veamos, amigos:
De inicio, Bernabé pregunta: ¿Por qué el pelotero mexicano está desprotegido y a merced de los dueños de los equipos del béisbol mexicano?
Aunque por allí me dijeron que existe una asociación de peloteros de México, la verdad muy pocos la han de conocer; sé que existió la ANABE, cuya figura principal fue aquel magnífico segunda base de los Diablos Rojos del México Ramón “El Abulón” Hernández y de esto ya hace más de 30 años, pero, incomprensiblemente, el deporte mexicano no tiene quien defienda a los jugadores.
Vemos que en E.U. la MLBAP es la que defiende a los peloteros, los cuida y a su retiro éstos reciben su pensión, la cual, en dólares, representa un buen ingreso para los peloteros mexicanos y latinos.
Este contexto nos da referencia a los años 60s, con aquella historia que usted ya conoce entre Héctor Espino y Anuar Canavatti, el entonces dueño de los Sultanes de Monterrey.
Sabemos ahora que la ambición de Canavatti impidió que Espino no llegara y se estableciera en La Gran Carpa el tiempo suficiente para haber hecho una gran fortuna.
Algunos cronistas de béisbol opinaron en su tiempo que Héctor Espino estaba al nivel de Roberto Clemente, cosa que es difícil establecer, ya que sólo un mes vio acción con los Soles de Jacksonville, sucursal de los Cardenales de San Luis en Triple A. (Vio acción en 32 juegos: 3 jonrones, 15 CP y .300)
Difícil hacer un comparativo con alguien tan exitoso, de modo que al no llegar a MLB, todo queda en lo que pudo ser y no fue.
“Chicote” Ayala
Todo esto lo traigo a colación, ahora que Luis Ignacio Ayala el pitcher mexicano ha demandado a los Yaquis de Obregón y creo que a la LMP también y lo tienen congelado, todo porque el gerente de los Yaquis no cumplió un acuerdo que hizo con el popular “Chicote” y éste al pelear por sus derechos hizo lo legalmente posible para que se le pague.
Ahora que su carrera va cuesta abajo, aquellos aficionados que lo seguían y lo apoyaban, ya no están a su lado, ningún pelotero apoya a otro y al final, después de tantos años del sacrificio de un gran pelotero como Ramón “Abulón “Hernández, no hay quien se anime a organizar a los peloteros profesionales y en tanto, estarán indefensos ante los dueños de clubes.
Ciertamente, hay la creencia de que el béisbol no es negocio, y que los dueños de los equipos pierden mucho dinero; entonces surge la pregunta: ¿cómo es que la Liga Mexicana de verano se mantiene desde 1934 a la fecha sin haber dejado de funcionar?
Al igual la LMP, con sus nombres previos de: Liga de la Costa del Pacífico, Invernal de Sonora, Invernal de Sonora-Sinaloa; data desde la temporada 1945-1946 hasta la fecha, que ciertamente, en esta circuito se salieron algunos equipos, también es cierto que hubo otra llamada del noroeste en que participaron Los Mochis, Guasave, Culiacán y Mazatlán que tuvo vida por allí de 1958 a 1960 con Los Mochis como miembro y éste club ingresó a la liga de Sonora y quedaron en la liga del noroeste: Culiacán y Mazatlán a los que se sumaron equipos como los tabaqueros de Santiago, Tepic, Tecuala y Tuxpan.
Jugaron peloteros de la talla de Ángel Macías, Emilio Sosa, Emilio Ferrer. Ildefonso Ruiz y muchos más, era una liga casi del mismo nivel que la de Sonora.
Es decir, en la Costa del Pacífico desde 1945 no ha dejado de haber béisbol, y si ahora se ven los estadios vacíos, es gracias a la TV que les paga a los clubes seguramente alguna buena cuota, lo suficiente para que siga siendo negocio.
A los aficionados nos da coraje que haya peloteros abusivos, que los hay, pero más, que haya directivos que no respondan por sus compromisos, como dice que es el de Yaquis.
Que la opinión de más cronistas se dé a conocer.
