|
Después de esta exhibición de extrema pobreza futbolística, desués de la "hstórica humillación" ante Chile, la pregunta ahora es ¿cuánto tardará la afición mexicana en recuperar su fe en la selección de futbol, el elogiado Tri, cuánto tiempo deberá pasar para que volvamos a desbordarnos de emoción porque el juegan los tricolores?
Hay quienes piensan que el próximo mes, con un buen desempeño de la selección olímpica en Brasil, se habrá de recuperar a la fanaticada mexicana. Pero es muy poco probable no que México repita la medalla de oro, ni siquiera la de cobre. Y aunque así fuera eso no influirá en la percepción sobre la selección mayor.
Este año habrá juegos pre-eliminitorios para la próxima Copa del Mundo, y se jugará contra Martinica, Trinidad y Tobago, contra países inofensivos, pero ni goleando a esos equipos de quinto nivel se volverá a creer en la selección mexicana.
La televisoras están en un aprieto. Con un solo juego, este inenarrable 0 - 7, se ha devaluado al diez mil porciento su principal negocio, los partidos del Tri.
Y la debacle afecta también a los jugadores, en especial aquellos que empezaban a cotizarse en Europa o quienes hacían maletas en espera de ser llamados al viejo continente.
En dos horas de este sábado amargo se ha derrumbado la fantasía futbolera que nos adormeció durante los años recientes. En dos horas se fueron por la borda el entusiasmo y el orgullo de tener futbolistas "a la altura de los mejores" y a un equipo listo para dar el gran salto.
Pasará un buen tiempo para que la selección mexicana signifique algo. Los jugadores chilenos han hecho ver la calidad real de este deporte en nuestro país, el deporte que más se juega y el más querido.
Y sólo por esto último, por ser el deporte más popular, cuando pasen los meses y ya olvidado el desencanto volverán las promociones televisivas para entusiasmarnos con un deporte donde, por lo visto, no tenemos nada que hacer cuando se trata de jugar con lo mejore del mundo.
