Hace unos años intenté realizar un reportaje sobre los pagos que se hacen a los jugadores de beisbol en la Liga Mexicana del Pacífico.
Obtuve datos interesantes no sólo sobre los sueldos extraordinarios que recibían los mejores jugadores, como alguna vez lo fueron Aurelio Rodríguez, Vinicio Castilla y otros "caballones" que vistieron la franela yaqui. También me enteré de los privilegios que tenían las estrellas del diamante.
Pero toda esta información fue de segunda mano; en ocasiones era exagerada por la fantasía de los admiradores que sueñan con un trato de reyes para sus ídolos. Así unos me hablaban de los privilegios de Héctor Espino, incluyendo un supuesto "derecho" a tomar unos traguitos de licor en el dogout. Otros hablaban de jugadores a los que se les facilitaban como "prestación salarial" contactos con chicas de buen ver y mejor tocar.
Por razones como esas no publiqué nada al respecto. Además no hubo gerente o exgerente alguno, mucho menos jugadores que quisieran hablar de los sueldos reales en los Yaquis ni en otro equipo de la Liga Mexicana del Pacífico.
Los datos que obtuve provenían de gente cercana al medio, pero sobre todo de amigos de los jugadores retirados o en activo, o de compañeros periodistas que sabían algo de esto pero nada más.
Hasta hoy los salarios en la LMP han sido y siguen siendo un secreto celosamente guardado por jugadores y directivos, datos que quedan a la imaginación de los aficionados y de los reporteros interesados en el tema.
Esta secrecía es comprensible si se argumentan los riesgos para la seguridad del pelotero y su familia en caso de darse a conocer cifras que despierten la ambición de grupos criminales.
Pero más que eso, se trata de una costumbre negativa que genera sospechas sobre los manejos administrativos del beisbol profesional en nuestro medio. Y no se trata de que todos entremos a la "intimidad" de los arreglos salariales entre directivos y cada uno de los jugadores, desde el batboy al cuarto bat y al pitcher estrella.
Sus razones tendrán y se respetan en cuanto se trata de negocios privados, aunque no deja de llamar la atención que en otros deportes, el futbol y el box para ser más concretos, los contratos son dados a conocer sin ninguna reserva y en ocasiones hasta se presume de la bolsa o ganancias que cobra uno de esos deportistas. Y no pasa nada.
Hay otras áreas del beisbol de la Liga Mexicana del Pacífico que deben ser abiertas, públicas, como los contratos o concesiones que se otorgan a las directivas de los equipos. El caso reciente de la concesión del nuevo estadio de los Yaquis causó mucha polémica pero era una información que debía ser pública, aun cuando a algunos les molestó que se exhibieran los enormes privilegios otorgados a un grupo de empresarios en detrimento de los ingresos municipales.
Por hacer uso de un bien público, construido con dinero de los contribuyentes, la administración del estadio de los Yaquis está obligada a publicar o permitir acceso a todos los datos pertinentes en el manejo financiero del inmueble.
Y no sería mucho pedir pues el que nada debe nada teme.
Podríamos empezar, por ejemplo, con los ingresos por concepto de derechos de transmisión que reciben no sólo los Yaquis sino cada uno de los equipos aun cuando se sabe que esos derechos los maneja la directiva de la LMP y ésta los distribuye entre los equipos participantes.
Para que vean que esto no tiene nada de extraordinarios, veamos aquí los pagos a los clubes de futbol en México.
Este es el ingreso a los clubes por concepto de derechos de transmisión:
América - Televisa: 15 millones
Cruz Azul - Televisa: 13 millones
Pumas - Televisa: 10 millones
Tigres - Televisa: 9 millones
Rayados - Televisa: 9 millones
Toluca - Televisa: 8 millones
Pachuca - Fox Sports: 6.5 millones
León - Fox Sports: 6 millones
Atlas - TV Azteca: 6 millones
Santos - TV Azteca: 6 millones
Morelia - TV Azteca: 4.5 millones
Xolos - - TV Azteca: 4.5 millones
Puebla - TV Azteca: 4 millones
Chiapas - Imagen: 4 millones
Querétaro - Imagen: 3.5 millones
Veracruz - TV Azteca: 3.5 millones