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Episodios curiosos del beisbol

Héctor Barrios Fernández
Jueves 01 de Junio de 2017
 

Bajito y afuera:

Joe Jackson “El Descalzo” tenía 62 años de edad en 1951. Habían pasado más de tres décadas desde el escándalo de los “Medias Negras” que lo expulsó del béisbol y desde entonces se había ganado la vida invirtiendo en una lavandería y en una tienda de licores. Él había siempre mantenido su inocencia y los viejos aficionados aún le escribían de vez en vez.

“Tú eras mi ídolo cuando era un niño tratando de jugar al béisbol,” dijo uno.

“El primer bat de verdad que tuve, fue uno modelo Joe Jackson…. Nosotros hemos creído en ti todo este tiempo Joe y te deseo todo lo mejor, nadie bateará de emergente por ti en los corazones de quienes te vimos jugar”.

La legislatura de Carolina del Norte envió una resolución al Comisionado del béisbol, urgiéndolo a que reinstalara al “Descalzo,” como un miembro de buen prestigio en el béisbol profesional.” El Comisionado nunca respondió a tal petición.

Ese mismo año, los aficionados de Cleveland votaron para que él entrara al Salón de la Fama del Béisbol de Cleveland.

Por ese entonces había desarrollado problemas del corazón, por tal motivo estaba muy debilitado para atender esa ceremonia, pero más tarde en ese año, aceptó una invitación para venir a la ciudad de New York y aparecer en “El Show de Ed Sullivan.” Tris Speaker le iba a entregar un reloj de oro como símbolo de su inducción.

El 5 de diciembre de 1951, una semana antes de que Joe DiMaggio anunciara su retiro y a sólo diez días antes de que apareciera en televisión, Joe “El Descalzo” Jackson murió en Greenville, Carolina del Sur.

 

Presión

La noche del 13 de mayo de 1952, los Twins de Bristol de la Liga Appalachian clase “D” se encontraban en el primer lugar del standing y estaban jugando contra sus más cercanos perseguidores los Welch Miners, de West Virginia, en el estadio Shaw en Bristol, Virginia.

El lanzador inicialista por Bristol fue Ron Necciai, apodado “Nicktie,” un joven de 19 años de edad con una gran curva, una bola rápida que le había quebrado unas costillas a un compañero de escuela y una úlcera.

Estaba preocupado antes del juego porque él no venía por ahí en su control. Pero uno tras otro, inning tras inning, los Mineros vinieron y fueron ponchados. Después, en un momento dado, la úlcera de Necciai lastimaba tanto que pidió tiempo y el batboy le trajo un vaso con leche hasta la loma de lanzar.

El juego continuó y Ron se mantuvo ponchando rivales. Dieciocho, veintiuno, veinticuatro. Veintisiete outs, veintisiete ponches, ningún hit. Nadie en la historia del béisbol profesional lo había hecho antes, nadie lo ha hecho desde entonces.

En su siguiente salida ponchó “solamente” a veinticuatro y eso lo preocupó. Unas semanas después estuvo “peor” ya que solamente ponchó a catorce y pensaba que había decepcionado a los aficionados.

Branch Rickey declaró que Necciai era igual que Christy Mathewson y Dizzy Dean. Los Piratas de Pittsburgh lo subieron al final de la temporada. Fue apodado “Rocket Ron”, pero permitió siete carreras y perdió en su primer juego; su record al final de la temporada fue de 1 ganado, 6 perdidos.

El siguiente año, fue seleccionado para participar en el ejército, donde él tuvo un dolor constante por su úlcera, no podía mantener la comida en su estómago y perdió veinticinco libras.

El ejército le dio incapacidad médica. Regresó al equipo sucursal de los Piratas, se lastimó el brazo y finalmente perdió toda esperanza de volver a lanzar. Después de eso se convirtió en un vendedor de equipo para cazar y pescar. Tan pronto como se retiró del béisbol, su úlcera desapareció. Preocupón el hombre.

 

Perfección

Los Yankees habían perdido la Serie Mundial de 1955 ante los Dodgers de Brooklyn y cuando se enfrentaron de nuevo al año siguiente, le tomó a New York siete juegos para ganar en la revancha.

Fue el quinto juego el que hizo historia en el béisbol. El 8 de octubre de 1956, el Yankee Don Larsen, un lanzador con una bola lenta muy lenta, (un cronista dijo: “deberían haberle puesto luces traseras,”) hizo lo que nadie había hecho antes en una Serie Mundial. Lanzó un juego perfecto: veintisiete bateadores y veintisiete outs.

Gil Hodges casi lo arruinó en el quinto inning con una larga línea, pero Mickey Mantle la estaba esperando.

Después del juego y en la conferencia de prensa, un reportero, de esos que quieren apantallar que se las saben de todas todas,  muy solemnemente le preguntó a Don Larsen: ¿“Es el mejor juego que has lanzado”?

Me da la impresión y sospecho de que era reportero de cualquier otro deporte, menos de béisbol.

 

 

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