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Historias del beisbol

AL BAL: Jesús Alberto Rubio
Miércoles 12 de Julio de 2017
 

Me pregunta Wequez Wong hasta dónde llegará Aaron Judge…  excelente cuestión y tema, le contesté.

Por lo que corresponde a este año, le dije rápido que al menos camina a una campaña de 55 cuadrangulares, cifra que establecería marca para un novato en la Gran Carpa.

En 1987, Mark McGwire conectó 49 para Oakland y desde entonces nadie ha conectado más en su primer año en MLB.

Otra probabilidad en Judge: ganar la Triple Corona de bateo, pero la verdad que no será nada fácil.

José Altuve/Astros, por ejemplo (.347, líder en la Americana) se ve a todas luces que busca otro título de bateo, su tercero en la Gran Carpa.

Hoy promedia .329, con 30 jonrones y 66 impulsadas.  Sólo en cuadrangulares es el líder en el nuevo circuito.

¿Cómo lo ven ustedes?

 

Historia del béisbol…

Más que interesante lo que nos cuenta el profesor Héctor Barrios Fernández.

Los primeros guantes para la práctica del béisbol carecían de dedos. Esto sucedió por la década de los 1880s.

En un principio si un jugador usaba un guante para la práctica del béisbol, corría el riesgo de que lo consideraran afeminado y los jugadores trataban de que los guantes que utilizaban fueran de tamaño pequeño y que no se notaran.

En los 1890s, el uso de los guantes llegó a ser más aceptado, además fueron más cómodos en su uso.

El relleno de los guantes se convirtió en un elemento importante en su fabricación y los dedos fueron cosidos de manera individual para poder manejar la pelota más cómoda y fácilmente.

En la década de los 1920s, la red entre los dedos pulgar e índice fue anexada. Esto creó una bolsa o caja que extendía el alcance de los fildeadores y disminuía el impacto en la palma de la mano cuando los jugadores atrapaban la pelota.

Gradualmente los guantes y sus cajas o bolsas fueron más grandes y el diseño mejoró. Eso significaba que las pelotas fueran más fáciles de atrapar, lo cual traía como consecuencia que se cometieran menos errores.

Entre 1930 y 1990, el número de errores por juego, disminuyó en un 40% aproximadamente.

Ahora los guantes pueden ser hechos a la medida de la mano de los jugadores.

Mientras muchos guantes aún son de piel como los primeros que aparecieron más de un siglo atrás, las compañías están experimentando con otros materiales, con la finalidad de hacerlos más ligeros y fuertes.

Algunos son hechos del mismo material empleado en los chalecos a prueba de balas.

 

Caretas para los receptores:

Hasta mediados de los 1870s, los receptores o catchers, jugaban con la cara descubierta. Las primeras caretas fueron llamadas trampas para ratas, "rat traps”.

Con el tiempo fueron más aceptadas. Su mejoramiento incluía hacerlas más fuertes y gracias al relleno alrededor de ella, fueron cada vez más cómodas.

Después de que el catcher de los Dodgers de Los Angeles, Steve Yeager fuera golpeado en el cuello por un bat quebrado en 1976, uno de los entrenadores del equipo desarrolló un protector para garganta que adjuntaba a la careta.

Las primeras caretas estilo hockey, fueron usadas en la década de los 1990s. En la actualidad la mayoría de las caretas, cubren completamente la cabeza del receptor y le permiten tener una mejor visión.

 

 Los estadios

La mayoría son espléndidos parques de pelota que los equipos llaman “casa”.

En los primeros días del juego, los estadios para béisbol fueron construidos en cualquier lugar en donde la tierra estuviera disponible.

Muy a menudo, eso significó que fueran establecidos dentro de terrenos de forma irregular y poco apropiados para ello.

En Fenway Park, por ejemplo, el poste de foul del jardín derecho, está solamente a 302 pies de home, pero la barda del jardín central está a 420 pies de distancia. Mientras el jardín izquierdo se encuentra a 310 pies y la barda tiene 37 pies de alto, aproximadamente 11 metros.

Hay estadios que son casi exclusivamente para uso de béisbol.

Cuando las Ligas Mayores se expandieron y movieron sus franquicias en los 1950s y 1960s, los equipos tuvieron que buscar nuevas casas. Después de pasar sus primeras cuatro temporadas en Los Angeles en un cavernoso estadio para fútbol, (el Coliseo) los Dodgers se cambiaron de casa en 1962.

El estadio de los Dodgers es hoy por hoy el tercer estadio más antiguo en Grandes Ligas, pero su gran arquitectura lo hace uno de los más populares.

También los hay para usos múltiples. Construir un estadio no es barato y en los años de los 1960s y 1970s, muchas ciudades construyeron estadios que podían albergar a equipos de béisbol y de fútbol.

Como resultado los parques tendieron a ser grandes y redondos, para poder acondicionarlos para ambos deportes. Parecía que todos ellos fueron hechos con el mismo molde de forma circular, por esa razón fueron apodados “moldes para galletas”.

El primer estadio de béisbol con techo, fue el “Astrodome,” abrió sus puertas en 1965.

El plan original fue que creciera el pasto bajo el techo, pero cuando este plan falló, el pasto artificial, “astro-turf” fue instalado.

Cuando los Mellizos de Minnesota se cambiaron a su estadio techado en 1982, se dieron cuenta de que la pelota parecía volar mejor bajo techo. Pronto el parque fue conocido como el Homerdome.

A partir de los 1990s, los parques retro, con arquitectura antigua, comenzaron a aparecer en Baltimore, Cleveland y otras ciudades. Esta nueva moda de parques, mezcla elementos tradicionales con toques arquitectónicos modernos.

Eso es muy evidente en estadios como el Safeco Park, en Seattle, el cual abrió sus puertas en 1999 o el Petco Park en San Diego, en donde un edificio histórico se tuvo que anexar a la configuración del estadio para evitar así su destrucción.

Seattle es una de las ciudades con más lluvia en los Estados Unidos. Antes de mudarse al Safeco, los Marineros jugaron en otro estadio con techo.

Su nueva casa les permite jugar al aire libre, pero si la lluvia amenaza, tiene un techo que puede cubrir el campo de juego en 10 a 20 minutos.

El parque Safeco tiene una pizarra en el jardín izquierdo para el resto de los juegos en grandes ligas. Es manejada a mano, como se hacía 100 años atrás. Pero Safeco también tiene una pantalla gigante para la repetición de las jugadas, esta pantalla mide 201 pies de ancho.

 

Juan A. Martínez de Osaba y Goenaga:

Más de una ocasión he imaginado a peloteros como Alfonso Urquiola y Rey Vicente Anglada en otras épocas. En el siglo XIX no hubieran podido jugar oficialmente, porque los negros no tenían acceso al béisbol.

Columna completa en:

https://beisbolredes.blogspot.mx/


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