• Banner
  • Banner
Domingo 2 de Feb de 2025
El tiempo - Tutiempo.net

Una hazaña inolvidable del deporte mexicano

Gerardo Mendoza / Excélsior
Martes 24 de Abril de 2018
 

CD.DE MÉXICO.- Felipe "Tibio" Muñoz estuvo a punto de no participar en los Juegos Olímpicos de México 68, debido a una “tontería” como él mismo lo reconoce. 

Faltaban dos años para la justa y al equipo nacional de natación lo llevaron de campamento a Oaxtepec. "Las sesiones eran agotadoras", comenta Muñoz. El dormitorio y la cafetería donde comían estaban junto a la alberca. Cuenta que una noche después de cenar, ya muy cansado, salió a caminar cerca de la cafetería.

 

Iba con mi amigo Max Aguilar y tres muchachas del equipo, Marí Tere Ramírez, Norma Amezcua y Ana de la Portilla, que por cierto está última a mí me gustaba, aunque no me hacía mucho caso", dice el exdiputado con una sonrisa.

La charla se realiza en la Alberca Olímpica Francisco Márquez en donde un martes 22 de octubre de 1968 Muñoz conquistó la medalla de oro en los 200 metros pecho. La nostalgia invade al expresidente del Comité Olímpico Mexicano y retoma la plática.

Estábamos platicando y al pasar por el portón de la cafetería nos dimos cuenta de que el cristal de una de las puertas no tenía vidrio y que el refrigerador fe de los helados estaba muy cerca. Marí Tere nos dice a Max y a mí: ‘a que no se atreven a sacar helados para nosotros’. Max dijo que él no, yo por menso y por quedar bien con Ana, no lo pensé dos veces y le pregunté de qué sabor. ‘De chocolate’, escuché. Cuando saqué el helado, oí un ruido. ‘La policía’, dijo Max gritando. Solté el helado y salí corriendo, pero no por la puerta que no tenía el cristal, sino por la que sí tenía".

Muñoz recuerda ver los vidrios volar alrededor de su cabeza, con mucho miedo siguió corriendo a través de la puerta: "tenía mucho miedo llegué a unos arbustos estaba temblando, poco a poco me fui tranquilizando, revisé mi cuerpo para ver si no tenía ninguna cortada o sangre".

Afortunadamente no me paso nada, pero tenía miedo de la policía y de mis entrenadores, ya que intenté robarme el helado. Llegué con mi entrenador Ronald Johnson, él con cara de pocos amigos, enojo y asombro, me dijo: ‘tonto hombre pudo haberse muerto’. Me mandó a dormir no sin antes decirme: ‘por la mañana hablaré con usted y tal vez lo regrese a la ciudad de México como castigo’”, relata.

En tono serio Felipe Muñoz comenta que casi no pudo dormir, sabía que si lo regresaban iba a perder su lugar en la selección mexicana de natación y su sueño de participar en los Juegos Olímpicos de nuestro país se esfumaría.

 

Por la mañana fui el primero en llegar a la alberca, poco después llegó Ronald muy serio y, enojado me dijo: ‘He pensado mucho lo que merece, hombre, lo que usted hizo no es digno de un nadador preseleccionado, debo regresarlo a México, pero no lo haré. Usted tiene que pensar siempre en lo que hace, los Juegos Olímpicos están a dos años de distancia y no debe hacer tonterías, le daré otra oportunidad, pero no debe hacer tonterías’. El alma me regreso al cuerpo, tomé las manos de mi entrenador y le di las gracias, por una tontería y quedar bien con la compañera que me gustaba estuve a punto de no participar en los Juegos Olímpicos de nuestro país”, dice Felipe Muñoz.

La Alberca Olímpica Francisco Márquez está llena de historia del deporte mexicano. En está piscina hace ya casi 50 años Felipe Muñoz y Marí Tere Ramírez hicieron historia: Muñoz ganó la medalla de oro en los 200 metros pecho y Marí Tere el bronce en los 800 metros estilo libre.

El expresidente del Comité Olímpico Mexicano está emocionado de estar en el inmueble en donde conquistó la medalla dorada, reconoce que su piel se pone "chinita" por volver a pisar el escenario en donde más de 10 mil personas lo aclamaron al terminar la competencia.

El medallista olímpico muestra su alegría en su rostro, una y otra vez recorre con la mirada el escenario, sus ojos lo dicen todo y recuerda paso a paso como logró la hazaña el 22 de octubre de 1968.

Eran las 19:58 horas, se inició el desfile hacia los banquillos de salida de la final de los 200 metros pecho. Desfilé en el que figuraban tres soviéticos, dos norteamericanos, un japonés, uno de Alemania del este y su servidor", rememora.

La alberca se convirtió en un manicomio, recuerda Muñoz, los gritos de apoyo y el clásico “¡México, México, México!” retumbaba en este gran escenario.

 

Estaba algo nervioso. Hacía movimientos de aflojamiento y así llegó el momento de la salida. Los ocho competidores nos lanzamos en forma simultánea. El público continuaba igual, todos gritaban, todos animaban, yo estaba concentrado en la competencia, pero sentía el apoyo de ese fabuloso público que me alentaba en cada brazada que daba. Tomó la delantera el campeón mundial Kosinsky, lo seguía yo después el norteamericano Job y el alemán del este Henniger. En ese orden cubrimos los primeros 50 metros, un servidor con 21 brazadas. A la mitad de la prueba, al completar los primeros 100 metros yo hice el toque en cuarto lugar, con 25 brazadas, Kosinsky llegó primero, Henniger  fue segundo y Job tercero”.

Emocinado al máximo Felipe continúa su relato: "al completar 150 metros me recuperé e hice el toque en segundo lugar con 26 brazadas. El liderato lo ocupaba el alemán Henniger, habiendo bajado al tercer puesto Kosinsky. Yo nade en segundo lugar los siguientes 30 metros. Siempre aumentando mi ritmo, apoyando más mi brazada. En los últimos 20 metros, aceleré en la brazada, en mi mente estaba darlo todo por mi país, por ese público que siempre me apoyo. Fue una lucha con el soviético, vine de atrás para superarlo y ganarle al campeón mundial de esta distancia, los 200 metros pecho", comenta. 

Su tiempo fue de 2 minutos, 28 segundos y 7 décimas. Muñoz quedó a 9 décimas de segundo del récord olímpico. En la pileta derrotó al campeón mundial Vladimir Kosinsky por 5 décimas de segundo quien logró la medalla de plata, con tiempo de 2 minutos, 29 segundos y 2 décimas, correspondiendo la de bronce al norteamericano Brian Job, con 2 minutos, 29 segundos y 9 décimas.

Ante el delirio de todos afirma el medallista olímpico se realizó la ceremonia protocolaria de premiación. "Yo estaba enfundado en sudadera y pants de rojo violento hice el desfile orgulloso, emocionado, victorioso, en medio de un soviético y de un norteamericano, la bandera de México ondeaba en todo lo alto, más abajo las banderas de las 2 grandes potencias mundiales".

Reconoce Felipe que al igual que muchos asistentes lloró de emoción, las lágrimas eran de felicidad de un sentimiento inenarrable, de dicha de éxtasis por haber conquistado la medalla de oro.

Antes de retirarse de la Alberca Olímpica Francisco Márquez, Muñoz se despide agitando sus manos y dando las gracias a todo ese público que siempre lo apoyo hace ya casi 50 años.

 

fdr

Política de Privacidad    Copyright © 2006-2025 InfoCajeme.com. Todos los Derechos Reservados.