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Dicen que Dios ha dado a todos los seres humanos una gracia o una habilidad para llevar la vida con alegría.
A Germán Osuna sin duda Dios le dio la gracia de ser caricaturista, una habilidad extraordinaria para dibujar situaciones y personajes chuscos que durante casi 30 años ha plasmado en periódicos, revistas, impresos de todo tipo y ahora en internet, convirtiendo al monero en un personaje conocido por la alegría que nos transmite con su trabajo y, en mi caso, con su amistad.
Por eso ahora que tiene problemas con su salud, un grupo de periodistas, todos amigos del Germanesco, nos reunimos con él en el estadio de beisbol de los Yaquis donde se celebró la tradicional misa previa al inicio de la temporada.
Allí, con Germán entre nosotros y las butacas del estadio esperando a los aficionados, recordé algunas noches que disfrutamos juntos, él, sus hijas pequeñas y yo, encuentros beisboleros que hemos compartido con una imperdonable y fría cerveza.
El olor a beisbol me llevó también al recuerdo de las temporadas que coincidíamos en la banca para reporteros ubicada dentro del terreno de juego en el estadio "TOG", donde aguantábamos las nueve entradas intercalando comentarios y bromas con otros compañeros de los medios.
Qué bellas noches, con el frío que ya calaba y nosotros disfrutando el rey de los deportes a unos metros de la primera base. Y el inolvidable momento del tricampeonato, cuando Germán reía de felicidad como si fuera un niño, una felicidad compartida y desbordada en más de 15 mil personas allí reunidas.
Fuera del estadio, en la vida diaria del periodista, los encuentros han sido siempre de amigos, alegres y a veces no tanto cuando un problema se nos atora en el pecho y tenemos que comentarlo con alguien de nuestra estima.
La preocupación por sus pequeñas hijas, su resentimiento por el fraude laboral, algo común para los periodistas que luchan contra las injusticias que hay en el mundo y ellos mismos suelen ser víctimas de la injusticia laboral.
Momentos de todo tipo, siempre acomnpañados con la gracia de la amistad, hemos vivido al lado de este caricaturista atrabancado.
Gracias, Germanesco.
