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El anuncio de su salida del Barcelona, la llegada glamourosa al París Saint Germain, la estratoférica suma de euros que costó su contrato, en general el ruido mediático que lo acompaña, nada de eso ha tenido contraparte con la actuación de Lionel Messi en su nuevo equipo.
A un lado de Mbapé y Neymar parece un jugador más. Lejos del rendimiento que tienen el francés y el brasileño. Incluso su compatriota Ángel Di María luce más en la alineación.
Messi ya no es el que anota la cantidad de goles que marcaba con el Barca, tampoco es el interior que hacía la jugada más difícil para poner los goles en los pies de sus compañeros.
A veces se le ven destellos de lo que fue. Una jugada genial, un pase profundo, pero sólo son eso: Destellos de lo que fue y ya no es al menos por ahora. Queda la esperanza de que pronto recupere su nivel.
Pero a los 35 años ya no es tan fácil, aunque Ronaldo Cristiano parece decir lo contrario, pues mientras el argentino pasa sin pena ni gloria, el portugués sigue en grande.
