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¿Hay alguien más supersticioso que un torero gitano? Así fue la pregunta que lanzó al aire uno de los amigos en convivio alrededor de un barril de cerveza.
-Sí-contestó alguien-: Un pelotero cubano negro.
La respuesta evocó de inmediato al gran Orestes "Minnie" Miñoso, una leyenda del beisbol de la isla y quien después de cubrir una gran trayectoria en Ligas Mayores llegó a los Naranjeros de Hermosillo en la Liga Mexicana del Pacífico.
Miñoso era un espectáculo por lo buen jugador que era. Su nombre imponía respeto aunque ya no tuviera la agilidad y fuerza de sus años juveniles, pero le quedaba el colmillo retorcido para causar daños al equipo contrario.
Y una fobia supersticiosa contra los gatos negros.
Era fama de los beisbolistas cubanos de raza negra, una fama muy bien ganada.
Y al "Minnie" Miñoso le quedaba el saco hecho a la medida. Cuentan que algunos aficionados pícaros solían llevar al estadio un gato negro que echaban al dogout de los Naranajeros para divertirse con la reacción de Miñoso, que salía corriendo o de plano se negaba a entrar al campo de juego.
Eso decían y eso he recordado ahora que Miñoso y Tany Oliva, otro grande que también jugó en la LMP, fueron ingresados al Salón de la Fama de Ligas Mayores.
Miñoso, "Mañoso" decíamos los chamacos, Tany Oliva y otros jugadores que vimos como leyendas vivientes en los estadios de Sonora y Sinaloa fueron los causantes de la encendida pasión por el beisbol que tuvieron los aficionados de otra época, una pasión muy rara entre el público de hoy que es llevado al estadio para que se aturda con el sonido local y consuma cerveza como lo haría en cualquier cantina.
