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Lo que hemos visto en el Real Madrid - París Saint Germain es una exhibición de futbol al más alto nivel posible, este tipo de demostraciones que sólo se dan en la Champions League o en la Copa del Mundo.
Es cierto que no son los dos mejores equipos del mundo. Allí están el Manchester City, el Chelsea y Liverpool en la Liga Premiere. Allí está el Bayern Munich reinando solitario desde hace años en la Bundesliga. Hoy el Ajax de Holanda parece regresar a las viejas glorias. Cualquiera de estos equipos puede darle un repaso al Real Madrid.
Pero con lo que vimos este miércoles no se puede pedir más. Futbol de alto nivel técnico, jugado a una velocidad vertiginosa y ojo, aficionados mexicanos: sin intervenciones ruidosas del arbitraje a cargo de un señor que dejó jugar a los dos equipos sin hacer aspavientos o demostraciones de quién es el que manda en la cancha, como lo vemos tan seguido en el futbol mexicano donde muchos árbitros exhiben su necesidad de atraer la atención marcando cualquier roce como foul.
Y ojo, televisión mexicana: La transmisión impecable, sin necesidad de repeticiones hasta el cansancio como las vemos en nuestro futbol doméstico. Tampoco sin la publicidad excesiva ni los "lucimientos" aburridos de los cronistas.
Ganó el Real Madrid, sí; Benzemá opacó a Mbappé, sí; pero el triunfo de los madrileños fue la imposición del futbol colectivo, de equipo arropado por su afición.
Pero también es necesario destacar que el francés Mbappé se exhibió como el mejor jugador del mundo en la actualidad. Messi ya está en declive, eso lo exhibe en cada juego y Neymar es muy buen jugador pero no es el mejor.
Mbappé, como se ha dicho hasta el cansancio, es de otro nivel. Un nivel donde está él solo.
Karim Benzema demostró en el Santiago Bernabéu porque el año pasado muchos lo metían en la quiniela para el Balón de Oro. Lo hizo, además, nada menos que ante el actual campeón, un tal Leo Messi que ya tiene siete a sus espaldas.
Con el Real Madrid por detrás en el marcador, el francés se echó el equipo a la espalda para anotar un tremendo hat trick que envió al equipo directo a los cuartos de final y dejó sin entender nada de lo que había sucedido a Mbappé, Neymar y, en especial, Leo Messi.
De hecho, el partido dejó una de las imágenes de la noche. Benzema, totalmente efusivo, celebró el tanto delante del propio Leo Messi, con un semblante apesadumbrado y muy diferente al del galo a pesar de ir todavía por delante en la eliminatoria. Una noche aciaga más para el argentino en Europa.
