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El llanto inconsoloble del aficionado mexicano en el estadio qatarí cuando la selección mexicana quedó eliminada es sólo una anécdota, lo más lamentable es el llanto colectivo de todos los medios de comunicación que han llorado, pataleado y mentado madres contra el futbol mexicano, directivos y jugadores incluidos.
Vemos en los medios mexicanos una actitud inesperada para el sentido común que previó desde hace varias semanas la eliminación del Tri en las fases tempranas de la Copa Mundial.
No se necesitaba ser muy conocedor de este deporte para pronosticar un fracaso rotundo, era suficiente con ver los resultados de los partidos de preparación donde no se veía nada interesante del equipo ni de su entrenador, el Tata Martino, quien es tal vez el único feliz por lo que pasó pues ya se quita de encima a la prensa mexicana y se va a su país con las maletas repletas de dinero.
Hoy los cronistas de futbol más famosos son buscados por los medios para que nos expliquen, nos iluminen sobre qué pasó en Qatar con nuestra selección. Y las respuestas de los cronistas son tan simples y redundantes que no aportan nada a lo que se ha dicho desde hace muchos años: Que al futbolista mexicano le hace daño lo bien que gana en la Liga MX y eso lo empuja al conformismo, que no tenemos jugadores con experiencia internacional en la medida que los tienen Argentina y Brasil, que el futbol es sólo un negocio de los "Federativos" (los dueños de los equipos) y sus patrocinadores comerciales.
Algo curioso: Los cronistas no dicen nada sobre su propia responsabilidad al inflar con narraciones grandilocuentes a equipos de baja talla.
Hoy México parece vivir una tragedia deportiva por algo muy sencillo e inocultable: La selección mexicana es sólo un equipo de media tabla, si bien le va, alejado de las grandes potencias del futbol.
Quienes pensaban que pasaríamos al quinto partido y a semifinales etc., han vivido engañados como lo estaríamos si pensamos que en las próximas Olimpiadas quedaremos en el top ten del cuadro de medallas. Así se sencillo.
