El beisbol de Ligas Mayores prepara un cambio sorprendente: el tamaño de las almohadillas, las que de 15 pulgadas por cada lado, como se han venido usando desde tiempos inmemoriales, ahora serán de 18 pulgadas.
Fuera del beneficio o perjuicio que le pueda causar a los equipos a la ofensiva o a la defensiva, nosotros vemos esa modificación como algo frívolo, y sentimos el “prurito” de hacer nuestros propios comentarios.
Las razones que arguye el "Comité Conjunto de Competencia" (tomamos de nuestro anterior artículo en su parte final), y como si fuese una especie de “consuelo”, son de que: “…Aunque esto podría causar un discreto aumento en el éxito en los intentos de robo, la meta principal es darles más espacio a los jugadores para que eviten las colisiones. Esto es especialmente en la primera base, donde los defensores tendrán tres pulgadas más de espacio para evitar al corredor cuando esté atrapando un tiro de otro infielder….”. ¡Mire usted, nada más!
Todo esto viene a colación con “la famosa” modificación en el tamaño de las almohadillas; decisión tomada por el dichoso “Comité Conjunto de Competencia”, y de lo cual usted se habrá enterado, oportunamente.
Recuerdo, con bastante claridad, y también lleno de nostalgia, esa temporada 1951/52 de la Liga Invernal Veracruzana, cuando el equipo de mi terruño, los Cañeros de Cosamaloapan se adjudicaron el título, superando a los Chileros de Xalapa, Cafeteros de Córdoba y Moctezuma de Orizaba.
En los cuatro equipos habían tremendos jugadores que cubrían la primera base: Adolfo “Tribilín” Cabrera, Carlos Galina, Zenón Ochoa y Julio Pérez Azcui.
Y ¡a ninguno de ellos vi que un corredor del equipo que estaba a la ofensiva les pisara el pie con que tocaban la almohadilla para buscar hacer el "out"!
Y, me preguntarán por qué me estoy refiriendo a esos cuatro jugadores? Porque, "da la casualidad" de que ellos sabían perfectamente "cómo tocar con la punta del pie", contrario la mayoría de las veces al de la mano donde tenía el guante; o, cuando era necesario, sabían cómo alternar los pies, haciendo el cambio adecuado.
Y, si dije "tocar", esa es - precisamente - la idea correcta; pues ellos evitaban poner el pie encima del cojín (lo diré en inglés: “just to touch”, no “to step on”), sino que esperaban, muy cerca de la almohadilla, que el tiro del compañero que había fildeado en primera instancia la bola les llegara; y, hasta entonces, era que sincronizaban el movimiento: la mano, enguantada recibiendo la bola y la punta del pie tocando por un lado la colchoneta. ¡Era un espectáculo verlos!
Primeras bases, como esos, vi más adelante; un RUBÉN ESQUIVIAS, JULIO BECQUER, WILLIAM BETZUNZA, etc etc. Sería algo largo nombrar a todos ellos. ¡Pero, pareciera!, por las medidas tomadas por “El Comité”, que en la actualidad muchos de los que cubren el primer cojín no lo supieran hacer de una manera apropiada, y hayan recibido "pistones". ¡Válgame dios!
Y, he aquí, entonces, que entra "en acción" la nueva regla, que modifica el tamaño de la base. Considero que, con lo expuesto en este sentido, y respecto a esa modificación, es más que suficiente.
La última de las modificaciones, tal como aparece en la lista, es la que tiene que ver “con la defensiva”. ¡De que ya no van a poder llevar a cabo “las formaciones especiales”! ¿Razones? Para mí, del todo “infantiles”. Veamos “las peregrinas” explicaciones que nos dan, a “todo esto”.
Límites en los ajustes defensivos
El equipo jugando defensa tendrá que tener un mínimo de cuatro jugadores en el cuadro interior, con al menos dos infielders completamente de un lado u otro de la segunda base.
Estas restricciones tienen como objetivo aumentar el promedio de bateo de las bolas en juego, permitir que los infielders exhiban más sus habilidades atléticas y restaurar los resultados tradicionales de bolas bateadas….
¡Así que el propósito que llevó a este “Comité” a la modificación!, en primera instancia, es el de “aumentar el promedio de bateo de las bolas en juego”. Ni duda cabe que los bateadores van a ser beneficiados).
Sigue la explicación: ”Los cuatro infielders deberán estar dentro del límite del cuadro interior (pies en la tierra) cuando el lanzador esté parado sobre la goma en el montículo (¿pies, en la tierra?; ¡pos, a poco, los jugadores de cuadro se la han pasado adoptando la posición de artes marciales, conocida como “la guardia de la grulla”, que le vimos a “Karate Kid” hacer en sus películas!).
“Los infielders no podrán cambiar de lado. En otras palabras, un equipo no podrá reposicionar a un defensor hasta el lado del cuadro en que el bateador tenga más probabilidades de hacer llegar la bola.
“Esta regla no prohíbe que un equipo ponga en el cuadro interior a un jardinero o en la parte más cerca dentro de los jardines en ciertas situaciones. Pero sí prohíbe las alineaciones con cuatro jardineros”.
Tenemos que agradecer a a nuestro magnífico amigo, JESÚS ALBERTO RUBIO SALAZAR, el habernos compartido el artículo de ANTHONY CASTROVINCE. Pero ahora, por mi parte, incluyo comentarios, que se van tanto a las reglas como a la “historia” de estas formaciones especiales.
Y, lo primero que nos viene en mente es este “disparate” del “Comité” (al menos, así lo veo…y perdónenme ustedes).
Porque, ¿evitar que “la defensiva” de un equipo, se defienda de todas las formas posibles e imaginables, aunque sean formaciones que ahora se han “agarrado de moda” en el beisbol; y que, con anterioridad, era muy poco frecuente?