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Para qué tanto escándalo, son innecesarios los análisis y más aún los reclamos a los jugadores mexicanos.
La derrota de 0 - 3 contra Estados Unidos este jueves no es nada fuera de lo común, es normal. La selección mexicana no es una de las mejores del mundo, con trabajo podrá ubicarse en el número 30, si no es que más bajo.
Pero el excesivo discurso futbolístico de los medios de comunicación, la legión de comentaristas que hablan de este deporte en nuestro país, el bombardeo de la publicidad, en fin, todo lo que vemos siempre tratando de hacernos creer que somos una casi potencia del futbol nos hace creer, pensar, cuando menos dudar si estamos o no entre los mejores del mundo.
Que tenemos otro gran entrenador, argentino para variar, que hay un nuevo plan... frases para mantener una expectativa que se estrella ante la realidad en la primera prueba.
La de Estados Unidos no es una selección del otro mundo, es una más, pero ni con ella ha podido el inflado Tri en los años recientes. Esa es la realidad, lo demás es marketing, la venta de un equipo para millones de compradores, un público mucho más grande que el de países donde se juega mejor futbol.
