Miles de excusas para justificar el bajo rendimiento de la selección nacional de futbol.
Y una realidad que sí duele a los dueños del futbol mexicano: La escasa asistencia de aficionados al estadio donde se jugó el partido México - Panamá por el tercer lugar de un torneo irrelevante.
El jugador Orbelín Pineda se declaró extrañado: “Es la primera vez que vemos un estadio sin gente”, dijo a los medios. Al jugador del AEK de Grecia le sorprendió ver las butacas vacías, aunque, sabe que es debido al resultado obtenido ante Estados Unidos.
Al entrenador argentino Diego Coca le interesa sólo "la evolución que tiene la selección bajo su mando". De risa. Mucho verbo para no perder los millones que recibirá en este "proceso mundialista", como se llama pomposamente al ciclo que va de Mundial a Mundial.
Más que jugadores, entrenadores y periodistas, los que sí deben estar sinceramente preocupados son los dueños de la selección y sus socios que contratan partidos en Estados Unidos y aquí para echarse una buena lana a la bolsa.
Préndanse los focos rojos. El negocio puede acabarse. Eso sí calienta.