La carrera de Oscar Valdez en los cuadriláteros ha entrado ya en la curva de descenso. La derrota sufrida el sábado en Glemndale, Arizona, ante Emanuel Navarrete es un anticipo de peores golpizas que le podrían caer encima si persiste en su intento de volver al primer plano del boxeo profesional.
No es una predicción definitiva, pero es lo más probable que ocurra con el púgil sonorense que no ha perdido su bravura y aún brillan destellos de la primera figura que fue. Pero desde que lo incorporó Eddie Reynoso a su catálogo, la suerte de Valdez no ha subido como la espuma, nada que ver con el ascenso del "Canelo" Álvarez, el diamante pulido por Reynoso.
¿Entonces todo es culpa del manager?, como sugieren muchos aficionados. La respuesta es sí y no, según el cristal con que se mire.
Es difícil, pero no imposible por supuesto, que Valdez recupere su poder y buen boxeo. Tal vez su nombre en próximas peleas sirva para engordar el record de otros boxeadores en ascenso, o tal vez dé una o dos buenas peleas, pero la historia del boxeo marca con claridad el descenso de aquellos que alguna vez fueron figuras sobre el ring.
Claro, esto puede ser de manera distinta. Valdez recompondría el paso y tomaría un segundo aire. Es lo que deseamos todos los aficionados al boxeo en Sonora.
Hoy Oscar Valdez está a un paso de ingresar al territorio donde habitan los sueños de lo que pudo ser y no fue.