El basquetbolista griego-norteamericano Giannis Antetokounmpo anunció que extendía su contrato con los Milwaukee Bucks hasta 2028 por unas cantidades astronómicas que le llevarán a embolsarse algo más de 330 millones hasta 2028.
Y, como siempre que se habla de los ingresos de las estrellas, sale mucha gente a la que le parecen una locura esos sueldos y que en algún momento la burbuja va a explotar ya que son insostenibles.
Pues justo después de este anuncio, el periodista Joe Pompliano sacaba algunos datos en relación a lo que la tener a Giannis representa para la franquicia y la ciudad, lo que nos sirve para poner en perspectiva esos sueldos tan elevados.
Cuando el griego llegó a los Bucks en 2013, la asistencia media a los partidos en el Fiserv Forum era de 13.487 personas por partido. La temporada pasada acudieron una media de 17.555.
Si vamos a Play Offs, cada encuentro como local es un lleno asegurado, lo que le reporta a la franquicia unos 3 millones de dólares de ingresos, en la ciudad se ocupan unas 2.500 habitaciones de hotel y, con tanta afluencia, se crean unos 700 puestos de trabajo nuevos.
En total, los ingresos anuales de la franquicia en 2013 eran unos 110 millones de dólares. El año pasado ingresaron 352 millones.
Esto lleva a un aumento del valor, por lo que los Bucks en 10 años han pasado de valer 312 millones a estar valorados en unos 3.500 millones. Esto viene siendo un 1.021% más, es decir, una barbaridad. Y más incluso si lo comparamos con el 462% que crecieron de media las otras 29 franquicias.
Si a estos datos económicos, añadimos el anillo de 2021, la carretilla de premios individuales ganados por el griego y su permanente presencia como una de las caras de la NBA, creo que podemos afirmar, sin miedo a equivocarnos, que aquel número 15 del draft que los Bucks gastaron en un flacucho que acababa de firmar por el Zaragoza tras jugar en la segunda división de Grecia ha sido todo un acierto.