Olvidan a niños maltratados
Sergio Anaya
Miércoles 21 de Febrero de 2007
Nuestra sociedad es indiferente a los daños físicos y sicológicos que sufren los niños por los golpes y el maltrato que les propinan sus padres, afirma Norma Reyna Osuna.
A pesar de las reformas jurídicas persiste este problema pues se sigue viendo como un “derecho” de los padres golpear a sus hijos para educarlos, comenta esta locutora que durante casi 20 años ha luchado contra el maltrato infantil.
Desde la década de los ochenta Norma inició una batalla personal en contra del maltrato infantil.
Su única motivación, dice, fue ayudar a niños que sufren por esta práctica detestable que en la mayoría de los caso se considera como un “método correctivo” a las travesuras de los pequeños o como un “derecho” de los padres.
“He visto a niños heridos, sangrando por golpes que les dieron en su casa; a otros se les nota en su conducta un enorme miedo, casi terror ante la presencia del padre o la madre”.
Los albergues del DIF y las oficinas de Defensa del Menor dan cuenta de muchos casos de violencia, pero lo más triste, comenta, es que mucha gente se da cuenta de que algún vecino o vecina golpea a sus hijos y no hacen nada por impedirlo.
“Parece que no les duele escuchar a un pequeño que llora y grita de dolor por los golpes que les dan sus padres; y los vecinos no hacen nada, piensan que no es asunto suyo o simplemente no quieren meterse en problemas”.
Eso es lo peor porque permite que se siga ejerciendo la violencia.
Alcoholismo y crueldad
El hombre suele ser quien más golpea a sus hijos y los casos por lo común se mezclan con problemas de alcoholismo, pero también se presentan problemas de sadismo, de mera crueldad que se desata contra los más débiles y quienes se supone deben soportar los golpes “por su bien”.
Las madres no están libres de esta crueldad, golpean por igual a sus hijos, aunque muchas son culpables de complicidad o negligencia, permiten que sus parejas usen la violencia y no se lo impiden por no molestarlos o porque temen que también a ellas las agredan.
La lucha de Norma Reyna Osuna no ha sido fácil.
Desde el principio, afirma, chocó contra vecinos y todo tipo de gente que la tachaban como mujer metiche, otros decían que trataba de arreglar un trauma personal, sugiriendo que ella misma había sido una niña maltratada.
“Mi infancia fue feliz, normal, no tengo ningún trauma que trate de superar ayudando a los niños maltratados”, asegura.
En esta tarea Norma aprovecha su trabajo como locutora. Actualmente es locutora del Grupo Acir (XEEB) en esta ciudad.
“Tampoco fue fácil colocarme como locutora, tuve que batallar durante muchos años en otras ciudades, hasta que Grupo Acir me dio una oportunidad y lo agradezco”.
A través de los micrófonos cada vez que es necesario difunde mensajes para prevenir la violencia contra los niños.
Incluso la Cámara de la Industria del Radio y la Televisión le ha entregado reconocimientos a nivel nacional.
En estos días se difunde una campaña sobre las reformas legales que sancionan la violencia contra la mujer. Y los anuncios concluyen con una frase: “Esta será la última vez que le peguen a Diana…”
Pero en el caso de los niños, comenta Norma, no sabemos cuándo será la última vez que alguien les pegue.