Este caso es un ejemplo ilustrativo de la velocidad con la que circula la información por Internet y del impacto que puede causar cuando se usa de manera irresponsable.
Hace dos días empezó a circular un e-mail donde se pedía la solidaridad de los destinatarios para un maestro del ITSON cuya hija supuestamente había sido robada.
El origen del mensaje se perdía entre las decenas de destinatarios; el nombre inicial de la cadena era desconocido.
El mensaje iba acompañado de varias fotos de una niña, la presunta hija del maestro, y se exhortaba a enviar cualquier información disponible en caso de que alguien hubiera visto a la niña.
Además se daba el nombre de la niña, del maestro y el teléfono para establecer contacto.
Lo curioso del caso es que los apellidos de la niña no coincidían con los del maestro y el teléfono mencionado tenía un código inexistente en nuestra ciudad.
Aun así, el e-mail circuló profusamente en pocas horas, hubo expresiones de tristeza en muchas personas y se daba por descontado que el maestro mencionado en el correo estaba sufriendo lo imaginable.
El e-mail y los llamados a la solidaridad fueron en aumento ayer en la tarde y las cosas llegaron a tal grado que fue necesaria una aclaración oficial por parte del Departamento de Personal del ITSON.
El mensaje es el siguiente:
“Buenas tardes:
“Ha estado circulando un correo del robo de una niña hija de un maestro de nuestra institución, al respecto me permito comunicarles que afortunadamente fue un mal entendido…
“De cualquier manera agradezco sus atenciones así como la preocupación de todas aquellas personas que me hicieron llegar el mencionado correo para que lo difundiera con el único fin de ayudarlo.
Gracias de nuevo”.
Y firma la jefa del Departamento de Personal.
Hecha la aclaración las cosas volvieron a la normalidad… excepto para aquellas personas que no recibieron dicha aclaración y aún siguen enviando el e-mail a todos sus contactos.
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