Cuando un hijo es diabético
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Domingo 04 de Marzo de 2007
Enterarse de que un hijo va a tener que convivir con una diabetes puede ser un shock para sus padres.
En los adultos, la enfermedad puede pasar desapercibida por años, pero en los niños la aparición suele ser intempestiva.
Superada la etapa abrupta del diagnóstico, hay que aprender a aplicarle insulina inyectable en forma diaria: "Al principio es muy duro, sobre todo cuando son muy chiquitos", confiesa Liliana Tieri, madre de una niña a la que le descubrieron diabetes a los dos años.
Además de la medicación, están la aceptación de los controles y la adhesión a una dieta para toda la vida.
"La cantidad de mediciones de los niveles de glucemia nunca baja de dos a cuatro veces por día. A veces, puede llegar a siete. Hay chicos que tienen el privilegio de contar con las tiras reactivas para hacerse todos los controles que el médico les indica --sostiene Tieri--, pero sabemos que lamentablemente, no siempre es así".
En base a su experiencia, reconoce que en general los chicos se adaptan mucho mejor que los adultos, ya que aunque al principio no es fácil, llegan a tomar al tratamiento como una forma de vida.
Claro que para eso, los papás tienen que aprender muchísimo respecto de la alimentación que deben recibir sus hijos.
"Se nos enseña a contar hidratos de carbono, saber cuál es la cantidad que pueden ingerir y en qué momento, así como cuáles son las combinaciones que están permitidas y cuáles no", recalca la entrevistada.