Indagación de lo Poético
Benjamín Valdivia
Domingo 01 de Abril de 2007
Platón nos da el primer registro clásico de lo que se entiende por arte y poesía. Tomaremos dos escritos cruciales al respecto: La República y el Ión. En el primero, Platón afirma respecto del arte la existencia de tres niveles: el de la naturaleza ideal (creación divina); el de la naturaleza material (creación del obrero) y el del arte (creación del artista). Como ejemplo nos pone el filósofo ateniense la pintura de una cama: existe la idea de cama, la cual es imitada en la cama de madera labrada por el ebanista (sin cuya idea hubiese sido imposible de realizar: primero hubo una idea de la cama y luego la materialización de la cama en madera); y esta cama de madera es imitada a su vez por el pintor. Los mismos tres niveles se encontrarían en todas las artes imitativas.
Es claro que Platón no aceptará que el artista copie directamente del original ideal cuando la obra es imitativa, sin embargo la música como ejemplo de artes no imitativas será una recordación de la música celeste y no una copia del sonido de la naturaleza material. No obstante, las artes son, para Platón, exaltación divina y no producto directo del artista. Esto significa que aunque el arte sea imitación de una imitación (copia de la cama copiada por el ebanista) no es un producto de la habilidad del hombre. Con ello notamos tanto el carácter ambivalente de la divinidad en Grecia como su cercana relación con los asuntos terrenales. El argumento de Platón con el diálogo Ión es que el arte es una interpretación que de modo encadenado hace el artista respecto a la voluntad creadora de la divinidad: el rapsoda interpreta al poeta, el cual es intérprete de los dioses, para conmover el alma del espectador; con ello se nota que la Musa tiene poseso al poeta, éste al rapsoda y el rapsoda al espectador.
Con lo anterior se afirma que el objetivo de la poesía no es la obra ni la sola interpretación de los dioses por parte del poeta, sino la conmoción del alma del espectador. Hay dos argumentos más en el Ión que conviene tocar por ser ellos la base para poéticas posteriores: que el poeta no sabe lo que dice y que lo dicho por el poeta es obra de la inspiración y no del “arte” (que podríamos traducir como “de la poiesis y no de la techné). Platón afirma que si se habla de guerra, el general sabe mejor que el poeta lo que hay que decir; si se habla de carros, el cochero, etc. De ahí que el famoso Homero fuese famoso por el arte de la poesía y no por el de la guerra o el de los carros, pues allí la fama corresponde al general y al auriga respectivamente. Ahora bien, si conectamos este tramo del Ión con el citado de La República, podremos apuntar que el arte del poeta es imitar la manera de decir del general, la manera de decir del auriga, etc. (si es imitativa) o es recordación del logos musical por el sentido y sonido de sus palabras. El poeta no sabe de guerra o de coches en tanto poeta, pero sabe imitar el decir o el sentir de su tema.
El otro argumento es que, tras de severa interrogación al rapsoda, todo autor es mediano fuera de su género de inspiración “porque es ésta y no el arte (es decir la técnica o habilidad de hacer) la que preside su trabajo… En efecto, si supiesen hablar bien gracias al arte, en un solo género, sabrían igualmente hablar bien en todos los demás…