Divide al PAN derrota en Yucatán

CD. DE MEXICO.- Las recién celebradas elecciones en el estado de Yucatán ponen hoy al descubierto, nuevamente, la pugna a lo interno del Partido Acción Nacional (PAN), la fuerza gobernante de México.

Sin que al parecer valga para nada la victoria de su candidato presidencial, Felipe Calderón, hace casi un año, el máximo dirigente de esa organización política, Manuel Espino, culpa en buena medida al Ejecutivo de la derrota en aquel territorio.

El PAN reinaba en Yucatán y llevó como aspirante a preservar ese dominio a Xavier Abreu, a quien los analistas le daban menos posibilidades ante Ivonne Ortega, la apuesta del Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Tal como reflejaban las encuestas precontienda, la lucha se presentó cerrada, aunque siempre la ventaja, por mínima que fuera, se inclinaba hacia la joven priísta, y al final esta se impuso.

Espino y Abreu fueron de los primeros en reconocer el fracaso, e incluso el primero llegó a decir que lo mejor era no buscar culpables.

Sin embargo, debe de haber cambiado de opinión cuando el propio Calderón felicitó a Ortega y acordó con ella trabajar juntos por el bienestar de esa demarcación.

Ahora Espino arremetió una vez más contra la administración federal y se enfrenta a sus propios correligionarios, a quienes supuestamente respaldó para llegar a la jefatura del Estado.

Pero esto no es nuevo, ya antes afloraron las diferencias, un tanto sepultadas después. El presidente del PAN los acusa de haber enviado emisarios a Mérida, la capital del estado, para influir en los resultados de las elecciones nada menos que a favor de la oposición.

Ya en el ambiente politico doméstico hubo cierto rumor acerca de acuerdos entre los priístas y el presidente Calderón, pero pocos lo dieron por cierto.

Espino culpó a la Presidencia de la República de ser corresponsable de la caída en Yucatán por enviar "operadores políticos" a trabajar al margen de la dirigencia de la tienda blanquiazul.

Pero principalmente, le fue con todo al jefe de la Oficina del Ejecutivo, Juan Camilo Mouriño, de quien sugirió que pudiera aspirar a apoderarse del partido.

El líder de esa agrupación negó confrontación, en el estricto sentido de la palabra, con Calderón, sólo diversidad de opiniones, mas advirtió que en "el primer círculo de Los Pinos" sí apuestan al control total del PAN.

La alusión a Mouriño no podía ser más explícita y dijo que alienta la percepción de un distanciamiento entre el partido y el presidente, además de culparle de difundir una versión sobre conflictos con el ex mandatario Vicente Fox.

Tanta es la ascendencia que Espino atribuye al titular de la Oficina de la Presidencia que aseguró estar preocupado porque "ni siquiera los secretarios de Estado (ministros) deciden el nombramiento de delegados (estatales) y que todo pasa por el tamiz de Juan Camilo".

La respuesta a tales imputaciones provino de la Secretaría de Gobernación, al rechazar de plano operaciones políticas en las elecciones yucatecas.

En todo momento -señala un comunicado de esa dependencia- el Ejecutivo se condujo con "estricto apego a la ley" y reiteró su respeto a las estrategias de todos los partidos, incluido el PAN, así como a las decisiones de sus dirigentes y candidatos.

Como bien reza el dicho, nada es nuevo bajo el sol, y estas pugnas internas no son ajenas a la política en México, sea en este u otro partido, donde priman ambiciones personales, inclinaciones amistosas o interesadas hacia tal o cual figura.