Chichén Itzá: maravillosa pesadilla
Liset Salgado
Sábado 16 de Junio de 2007
A menos de un mes de conocerse el veredicto sobre las Siete Maravillas del Mundo Moderno, la incertidumbre se abate sobre los mexicanos ante la disyuntiva de que su sitio candidato, Chichén Itzá, sea víctima de su propio éxito.
Y es que, según arqueólogos, de erigirse en Maravilla, esa importante urbe de la civilización maya, símbolo de Culto y Conocimiento, se verá sometida a un peligroso deterioro y desgaste estructural debido al incremento del número de visitantes.
Los especialistas consideran que de ganar el concurso, la zona recibirá un aluvión de turistas que obligará a implementar restricciones debido a los límites reales en la capacidad de carga humana, que no debe superar el millón 500 mil personas por año.
El director de la zona arqueológica, Eduardo Pérez, manifestó su preocupación por la conservación del sitio, ubicado en el estado de Yucatán, y aseguró que el mismo ya consiguió su máximo galardón a nivel mundial al ser declarado Patrimonio de la Humanidad en 1988.
Consideró que la declaración de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura no es sólo un reconocimiento, sino también un compromiso para proteger esa zona, símbolo de identidad de los mexicanos.
Aunque reconoció sentir simpatía por cualquier iniciativa que difunda los valores de México, Pérez cuestionó que la imagen del Castillo de Kukulcán, considerado un centro sagrado de los indígenas mayas, se banalice mediante una campaña publicitaria de la Coca-Cola.
El experto criticó la promoción de Chichen Itzá como nueva maravilla del mundo en 20 millones de latas de refresco de cola, con una inversión superior al millón de dólares que pretende captar mayor afluencia de turistas para la región este y sureste del país.
Al respecto, consideró que la selección de las Siete Nuevas Maravillas del Mundo, es sólo una actividad discriminatoria que fomenta la competencia y la desigualdad gracias a un poderoso mecanismo mediático.
Se cree que la estructura, visitada cada año por poco más de un millón de personas, es una representación del calendario civil de los mayas, donde cada escalón es un día del año y se presume que fue erigido en honor al dios Sol.
El mantenimiento constante es la mejor opción para preservar esa zona prehispánica, aseguran expertos que acaban de restaurar los pisos deteriorados de la pirámide principal y el compartimiento de una estatua con incrustaciones de jade, cuya construcción data de los años 435 y 455.
Sin reparar demasiado en los riesgos, las autoridades ya manejan una posible solución para evitar el desgaste de la zona y para ello planean abrir nuevas rutas de turismo que dispersen al público y así evitar la concentración, en especial en la pirámide principal.
Cierto es que a pesar del temor por el pronosticado desgaste, los mexicanos no disimulan su orgullo al conocer que la pirámide de Kukulkán destaca entre las más votadas actualmente en el concurso organizado por la fundación New 7 Wonders (Nuevas 7 Maravillas).